Las migraciones de las aves son bien conocidas desde antiguo, y ya sabemos muchas cosas sobre ellas. No ocurre lo mismo con las migraciones de los insectos, aunque en los últimos años los estudios son cada vez más numerosos, lo cual nos permite ir entendiendo mejor como funcionan. En este sentido no cabe duda de que los desplazamientos más conocidos son los de las mariposas diurnas, pero no son los únicos insectos migradores. Lo hacen muchas polillas y también varios sírfidos, las llamadas moscas cernícalo.
En este grupo de dípteros el caso más notable lo constituye el de la especie Episyrphus balteatus, que los ingleses llaman "mosca de la mermelada". Esta mosca protagoniza movimientos migratorios masivos, en especial a mediados de primavera, que algunos años son muy notables en Asturias.
Así, el pasado 4 de mayo pude contabilizar hasta 132 ejemplares de este díptero en un tramo de unos 600 m de longitud del paseo de la ría de Avilés, que al día siguiente habían disminuido a 51. Sus fotos ilustran esta parte de la entrada.
Entre ellos podían verse unos pocos ejemplares de otras especies que son también migradoras, como la pequeña Eupeodes corollae, que es muy abundante en otras partes de Europa, aunque algo menos aquí.
O la pequeña y distintiva Meliscaeva auricollis, también una reconocida migrante.
Son los ingleses, por supuesto, los que más han estudiado las migraciones de estos insectos. Varios estudios recientes realizados con ayuda de radar arrojan cifras realmente asombrosas. Sólo en las islas británicas los desplazamientos de sírfidos se cifran entre 1.000 y 4.000 millones cada año, la mayor parte Epysirphus balteatus y Eupeodes corollae. Si tenemos en cuenta que son insectos polinizadores podemos darnos cuenta del inmenso trasiego de polen que generan entre las islas y el continente.
La importancia de dichos movimientos aumenta cuando pensamos en que las larvas de estos sírfidos se alimentan de pulgones durante su desarrollo. Así, se estima que las larvas de los insectos envueltos en esta migración consumen cada año hasta 10 billones de estos áfidos devoradores de cultivos, siendo sin duda el mejor control de estas plagas.