Estas pinceladas se estructuran siguiendo dos líneas, una histórica y otra teórica, y teniendo en cuenta que la historia de la literatura no debe seguir el método histórico positivista de acumular datos, sino debe analizar a qué responden esos actos de palabra que son las novelas.
Se trata de formas y de pensamientos, del texto y del mundo con el que dialoga.
Para seguir la línea histórica (que no puedo desvincular totalmente de la teórica), se puede hacer un recorrido a partir de la novela griega y latina, con sus características generales en obras como " Las etiópicas", " Dafnis y Cloe", " El satiricón" o " El asno de oro ". En la novela griega los personajes están aislados del mundo exterior en su mundo interior que los mantiene puros; es una novela idílica. En la latina hay más grosería y sexo, como en el satírico "Satiricón" que trata de conductas no modélicas que merecen un estilo bajo.
Luego se puede dar un salto hasta la novela medieval representada por " El caballero de la carreta " de Chrétien de Troyes, una novela de caballerías de carácter cortés del siglo XII. Una época en que la nobleza perdía poder que pretendía recuperar la monarquía, buscando alianzas con una naciente burguesía. En estas novelas las aventuras tienen que ver con el azar y los caballeros tienen características individuales. El protagonista, Lancelot, bajo su apariencia de amante cortés típico, es también una figura crística, pues al salvar a la reina restablece el equilibrio del mundo.
El siguiente paso nos lleva a la novela picaresca del XVI, donde en "El lazarillo de Tormes" aparecen ya detalles económicos y se incorporan personajes bajos con intención crítica o moral, pero aún no realista. Ésta es una novela epistolar, en la que el narrador escoge momentos de su vida por su carácter ejemplar que explica cómo ha llegado a ser quien es.
Llegamos al Quijote que significa el paso clave entre la novela premoderna y la moderna. En la novela premoderna un caballo era un caballo y no hacía falta descubrirlo. En el Quijote el mundo le muestra más de lo que él esperaba. Este paso entre premoderno y moderno se debe, fundamentalmente, a la aparición de distintos cronotopos que conviven y dialogan, frente al cronotopo constante anterior. El mundo es ambiguo y la forma de representarlo no puede ser unívoca. Pero esto ya lo comentaré más adelante al hablar de la línea teórica.
Siguiendo la línea histórica, nos acercamos a " Robinsón Crusoe " de Daniel Defoe en que se sigue el modelo de la novela de aventuras, pero donde el narrador en primera persona se hace cargo de un discurso que recoge pequeños detalles de su vida cotidiana, a través de los que se muestra el paso del tiempo. Lo más importante es que se descubren grietas en este discurso, y el protagonista se siente castigado por haber intentado modificar su destino pequeño burgués. En la novela dialogan el modelo del héroe y el personaje virtuoso, con esa visión del burgués protestante que a base de tenacidad en el trabajo ha de ganarse la salvación.
El siguiente salto nos lleva hasta Balzac y " Las ilusiones perdidas ". Balzac es un maestro en la descripción de la sociedad y de todos sus discursos que explicita utilizando la voz del narrador ("como dicen los banqueros") para explicar un negocio que mucha gente no conocía. Balzac ha aprendido del romanticismo y nos muestra la fragmentabilidad de la sociedad humana, que se rige por discursos diferentes. El protagonista tiene un ideal, pero no encuentra lo que buscaba y fracasa, ya que solo encuentra "mercaderías".
Tras esta obra, siguiendo a Stainer y para desbloquear el colapso producido por la novela naturalista, nos podemos acercar a literaturas periféricas como la rusa y se puede escoger, como ejemplo, " Crimen y Castigo" de Doostoievski y " Ana Karenina " de Tolstoi, prolongación de la tragedia y la épica, respectivamente. En Crimen y Castigo el héroe problemático prueba su idea y ve que fracasa sin tener una guía nueva, y la idea de libertad e igualdad le llevan a hacer justificar un asesinato. Ana Karenina busca una vía de escape y libertad a través del amor romántico que ha aprendido de las novelas; la pasión es la libertad frente a la monotonía de lo normal. Es interesante destacar los momentos epifánicos de Levin, siguiendo la idea hegeliana de que pensar lo que se ha de hacer y hacerlo son dos cosas diferentes, Tolstoi nos presenta momentos de conciliación puntuales epifánicos entre individuo y comunidad.
Y por fin se llega a Joyce y su " Ulises ", que explosiona y radicaliza la novela anterior con modos narrativos que ya estaban disponibles anteriormente, en esa epopeya mínima de un solo día, con pequeños personajes comunes que son extraordinarios en algunas cosas y consiguen momentos epifánicos. Cada capítulo emplea estilos diferentes para representar las etapas y pensamientos de los personajes; para Umberto Eco, en esta obra la forma de cada capítulo es el tema. Joyce hace un esfuerzo por narrar esos espacios mínimos de la conciencia de los personajes y emplea técnicas del simbolismo y consigue romper la distancia entre narrador y personaje. Estos personajes, al contrario de la Odisea homérica, no tienen ni una patria ni una familia que recuperar.
Tras esta visión histórica, veamos los estudios teóricos que dan trabazón a la evolución de los textos junto al mundo que los rodea. Los dos autores en los que creo más fundamentales son Lukács y Bajtín.
Lukács entiende la novela moderna como un género que no da una visión unitaria sino problemática, y no evidente sino equívoca, frente a la novela premoderna de signo epopéyico. Esta novela moderna representa, en su forma narrativa, a un mundo que se presenta de forma fragmentaria para el autor, que ha de incorporar la ironía para no ser un ingenuo. Lukács toma la idea hegeliana de que la historia de la humanidad es una cadena de fases que se van corrigiendo a sí mismas e incorporamos el fracaso como experiencia. La visión del mundo y el mundo no coinciden, y crean nuevas mentalidades; en cambio, en los personajes antiguos no se rompía ningún esquema.
La novela premoderna latina, siguiendo la poética aristotélica, representaba en estilo bajo lo que era bajo o sea un contraejemplo para la virtud. El eje virtuoso era la fidelidad al amor, el amor cortés, y quien se enfrentaba a esto era un villano. Aristóteles también distinguía entre la historia, que da fe de lo que ha pasado, y la poesía que es lo que podría haber pasado; la poesía es lo virtuoso porque podría ser de otra manera. En cambio, en el Quijote, como novela moderna, se muestran discursos parciales de individuos, cuyas visones del mundo no son las únicas correctas. La ironía permite que estas visiones coexistan y dialoguen.
Bajtín introduce el concepto del cronotopo como unidad espacio tiempo indisoluble y de carácter formal expresivo. La novela premoderna puede estar estructurada en torno a un solo cronotopo: el mar como camino de una novela de aventuras; los amantes que solo al final consiguen estar juntos de la novela griega, etc. La aventura es algo que viene de fuera, el sujeto es pasivo y luego participa activamente. La acción avanza a base de imprevistos o encuentros, como en "El caballero de la carreta". El Quijote hace que el caballo escoja el camino, para denunciar este procedimiento de la novela de caballería, mientras en la novela moderna hay distintos cronotopos en función de lo que se quiere destacar y la estructura del diálogo es una de sus características claves. El mundo de Don Quijote es más grande de lo que él espera. Benet decía que lo grande del Quijote era convertir en mito esos diálogos entre Don Quijote y Sancho.
Defoe introduce en su Robinsón el nuevo cronotopo del espacio burgués, que ordena su tiempo y espacio, pero sus proyectos laboriosos (enriquecerse o la gran canoa), son anhelos que se enfrentan al abismo de la realidad. Al respecto Max Weber analizaba la visión del trabajo como vía de salvación para los protestantes, frente a la de castigo divino para los católicos.
Balzac en su comedia humana representa los distintos discursos de la sociedad, como un notario que eleva acta de ellos; además, también da presencia a la ciudad y describe los mecanismos concretos y los detalles, para que el lector penetre en las situaciones, y así recuperar lo que se ha perdido. El escritor es un obrero más que es explotado. Acerca de los cronotopos, Bajtín dice que en el XIX se inaugura el "del recibidor" donde se recibía a los invitados y allí se centraba todo el espacio y el tiempo.
Cuando el protagonismo lo toma la novela rusa, Dostoievski trabaja el esquema hegeliano, la idea que era clara en el Quijote, Robinsón o Balzac, fracasa cuando por la libertad y la igualdad se quiere justificar el asesinato.
Bajtín indicaba que en la antigüedad todo se hacía en comunidad y la muerte era algo natural, como la siega, y a medida que nos individualizamos esto cambia. Tolstoi no considera, a diferencia de Balzac, a los individuos como productos del medio, sus héroes se enfrentan al medio y a la confusión de sus intuiciones morales, y recupera la compensación entre muerte y nacimiento. Joyce llega al extremo de la introducción en el personaje, registrando fenómenos mínimos.
Podríamos resumir, indicando que en la novela griega hay dos mundos, el interior puro de los personajes y el exterior. Que los personajes permeables de Balzac permiten que vayan entrando en otros discursos. Que en Dostoiesvski y Tolstoi ya hay epifanías. Y que Joyce rompe la distancia y se instala dentro del personaje.
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