Revista Cocina

Vacunas ni una

Por Yoisasi

VACUNAS NI UNAEs un tema que tiene muchas ‘pes’: polémico, peliagudo, problemático, público o privado (según se mire), y sobre todo muy personal… y con muchos ‘peros’, ‘por qués’ y ‘cómos’.
Desde bien pequeñita lo he tenido bien claro. Primero, porque no me gustaba nada el señor calvo que venía a mi casa con un maletín negro de piel y sacaba una jeringuilla que, para mi, era más grande que las que le ponen a los caballos, mientras yo salía disparada para meterme debajo de la cama agarrándome a una pata mientras este señor me ponía la inyección y yo las pasaba canutas. Tuve una época que cada vez que llamaban a la puerta se me ponían los pelos de punta pensando en el ‘hombre del maletín’. Y segundo, porque, desde entonces, ya sabía que no quería que nadie me metiera algo ‘extraño’ en mi cuerpo. Y ahora, ya entrada en años, sigo pensando que no quiero que nadie me inserte nada químico ni antinatural, ya tenemos bastante con la contaminación ambiental y los alimentos adulterados.
Después, al investigar un poco, te das cuenta y te alegras de que tu intuición y tu instinto de huida de estas jeringuillas estaban en lo cierto y que, por fin, hay gente sin pelos en la lengua que nos aclara el negocio genocida de las empresas farmacéuticas de vacunas como, sin ir más lejos, la monja benedictina, Teresa Forcades, una mujer valiente que nos aclaró los delitos cometidos en el 2009. Y si nos vamos un poco más lejos y saltamos el charco, tenemos al Dr. Robert Mendelsohn, pediatra, que en su libro ‘Como criar un hijo sano…a pesar de su médico’, habla, entre otros temas, sobre cómo las vacunas están creando enfermedades, autismo e incluso la muerte en bebés y afirma que un 90% de las visitas al pediatra son innecesarias y subraya que los mejores médicos son las madres, abuelas y la madre naturaleza.

Calendario Vacunas 'Oficiales'

Calendario Vacunas 'Oficiales'

Hace unas décadas solían poner unas cuatro vacunas (a mi me pusieron 14 vacunas) pero actualmente son entre 35 y 50 vacunas (unas 42 vacunas para ser exactos en mi comunidad) que se inyectan en los primeros años de vida haciendo que el sistema inmunitario de estas criaturas sea más vulnerable y, por ahora, no existe ningún estudio que pruebe que las vacunas sean seguras a largo plazo.
Es increíble que el primer día de nacer, antes de dejar el hospital, pongan a un bebé la vacuna de la Hepatitis B cuando es una enfermedad que se desarrolla en los adultos y según comentan algunas revistas médicas:’… el resultado de esta vacuna ha traído enfermedades del sistema nervioso central, esclerosis múltiple, fiebre, Síndrome de Muerte Súbita Infantil, artritis…’.
En algunas comunidades la ponen a los dos meses de nacer y de nuevo a los cuatro y de nuevo (otra vez) a los 6 meses pero en un pack, es decir, te ponen 6 vacunas de golpe (Tétanos+Difteria+Tos ferina acelular+Hepatitis b+ Haemophilus Influenze b+Polio) y además la Meningitis conjugada C, vamos, una auténtica bomba atómica.
Mi madre, que lo guarda todo, me escaneó una lista con todas las vacunas que me pusieron y es curioso porque me vacunaron del sarampión cuando tenía 11 meses y lo cogí a los 5 años. ¿Alguien encuentra alguna lógica? Seguro que algún experto en la materia diría que ya hace mucho tiempo de su inserción y que por eso el efecto ya no es el mismo. Entonces, ¿para qué me la pusieron? Y lo mismo con la varicela y las paperas que aparecieron a los seis años de edad en abril y en junio respectivamente.

Deja que el sarampión siga su curso sin intervenciones externas.

Deja que el sarampión siga su curso sin intervenciones externas.

Quiero hacer un inciso sobre el sarampión ya que la medicina oriental opina que no es una enfermedad sino como una ‘descarga’. Comenta que lo ideal es que se tuviera antes de cumplir los tres años (si es un niño que goza de buena salud lo tendría que tener antes de cumplir el año), por tanto, aconseja que se permita la fiebre, es decir, no reducirla (cuanto mayor sea el niño más alta será la fiebre) ya que ésta baja cuando el zarpullido llega a su punto máximo y no ponerle toallas frías o con hielo sobre la cabeza…que impiden la descarga ya que se dirigiría internamente a los pulmones, intestinos, estómago u otros órganos. Lo mejor es quedarse en casa, en reposo una semana hasta que se haya descargado y eliminado totalmente el sarampión para que, así luego, no pueda traer fiebres más altas (varias semanas después) o meningitis, que puede provenir de un sarampión mal curado. (Información de Aveline Kushi).

Además de toda la polémica que hay a favor y en contra de las vacunas lo que me deja perpleja es la cantidad de estabilizantes, conservantes y metales pesados que llevan. Por ejemplo, la vacuna contra la varicela y la polio llevan formaldehído, plomo, aluminio, glutamato monosódico, ADN de cultivo de tejido animal y humano (¡toma ya!). Y las vacunas de la gripe que se ponen a los 6 meses de edad llevan thimerosal que es un conservante que lleva mercurio (mercurio hasta en la ‘sopa’). En fin, con todo esto también hubieron padres que alzaron la voz pero las compañías farmacéuticas han decidido primero terminar existencias y luego ya ver qué le ponen de nuevo…Como siempre el dinero y las ganancias a costa de otros siempre gana.
Otra cosa que puede hacernos dudar o confundirnos y que tiene que quedar bien claro es que las vacunas no son obligatorias. Quien decide es el padre/madre de la criatura, y esto mucha gente no lo sabe porque son ‘aconsejados’ y convencidos por pediatras, enfermeras y guarderías diciéndoles que es importante la vacunación para prevenir. ¿Prevenir de qué? Pregunto yo. Es importante que si quieres vacunar a tu hijo sea por libre elección y no porque algún profesional en la sanidad o la vecina del quinto, que según ella, a sus hijos les ha ido de maravilla, te lo digan. Tienes que hacer caso a tu intuición y pensar en lo que te gustaría a ti y para tu hijo. Abandona el miedo que nos inculca esta sociedad inválida, desnutrida, desconectada; abandona las dudas, la incertidumbre; abandona tu mente y guíate por tu instinto materno/paterno. Si te intentan convencer diciéndote que tu hijo no será admitido en tal guardería o cual colegio, sinceramente, creo que no merece la pena, ya que no sincronizan con tu forma de ver la vida.
Si nada más nacer pudiéramos hablar, le hubiera dicho a mi madre con el índice levantado como símbolo de advertencia: ‘¡Vacunas ni una!’
Salud y Buenos Alimentos
Yo Isasi
www.nutricionencasa.com

 


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