Revista Cultura y Ocio

“Veinte mil leguas de viaje submarino”, de Jules Verne

Por Guillermo Guillermo Lorén González @GuillermoLorn

"Ediciones Cátedra celebra el 150 aniversario de la publicación
con una edición conmemorativa"
.

"Espero que pronto nos lleve usted a las profundidades del mar y que haga viajar a sus personajes en esos aparatos de buzos que su ciencia e imaginación pueden permitirse perfeccionar."

¿Puede ser que del origen de Veinte mil leguas de viaje submarino tenga la culpa una mujer? La frase que acabas de leer corresponde a una carta de agradecimiento fechada el 25 de julio de 1865 en la que la escritora George Sand agradece a Verne haber recibido Viaje al centro de la tierra y De la Tierra a la Luna.
Aunque Miguel Á. Navarrete nos cuenta que sin quitar importancia a este hecho, no es arriesgado pensar que, tras Cinco semanas en globo (donde predomina el elemento " aire"), Viajes y aventuras del capitán Hatteras (homenaje al " fuego") y Viaje al centro de la tierra (exaltación de la " tierra"), llegase una obra que desvelara los secretos de los grandes fondos submarinos por lo que es plausible pensar que, hacia finales de 1865 o principios de 1866, Verne ya hubiera comenzado al menos a esbozar su futuro Viaje bajo los océanos.

¿Cuántas aventuras conviven en Veinte mil leguas de viaje submarino? El niño se queda boquiabierto ante el gálibo, la maquinaria y la velocidad del Nautilus, deseoso de imitar las andanzas del capitán Nemo, navegante de todos los océanos del mundo y descubridor de maravillas y tesoros sin cuento en paisajes de ensueño.

El joven que relee la novela durante los largos veranos descubre un vocabulario desconocido, un lenguaje casi fantástico, el de las ciencias naturales, los abismos submarinos, la historia o la geografía, y empieza a discernir las contradicciones de un Y el adulto que vuelve a tomar el libro en sus manos, tantos años más tarde, sonríe con un cosquilleo cuando piensa en Nemo atormentado, con su lado más compasivo, pero también con el más despiadado.
Jules Verne preparando con sus palabras y su sabiduría de narrador alguno de los episodios cruciales del libro: la lucha a arponazos contra el presunto narval, la angustia de morir ahogados en el mar o la excursión por los bosques casi sicodélicos de la isla de Crespo, el combate contra el pulpo gigante, el torbellino del Maelstrom...

Todos esos momentos se resumen en una aventura: la de la fascinación que ejercen los buenos libros.

Veinte mil leguas de viaje submarino es una gran narración poética, furibunda, impregnada de tintes románticos y descripciones sublimes, presidida por el mar y por uno de los mejores personajes de Jules Verne, el capitán Nemo, y su legendaria máquina, el submarino Nautilus.

Verne ha inspirado a lectores y escritores de todo el mundo. Turguéniev, Tolstoi, Bradbury, Rimbaud, Perec o Le Clézio son solo algunos de los que lo han leído con pasión. Ahora, cuando celebramos el sesquicentenario, podemos recordar las palabras de Fernando Savater, quien afirma que para interesarse por Verne basta con que el lector "no haya perdido la capacidad de gozar leyendo".

Ahora quiero entrar en uno de las aventuras más interesantes del libro. Si buscamos en Google Earth la isla de Crespo no la vamos a encontrar porque no existe, pero Verne la nombra por primera vez en la página 216 cuando Nemo invita al profesor Aronnax y a sus compañeros a una cacería por los bosques de la isla de Crespo. Más adelante Verne escribe: "Consulté el planisferio y, a 32º 40′ de latitud norte y 167º 50′ de longitud oeste, encontré un islote, descubierto en 1801 por el capitán Crespo que, en las antiguas cartas españolas se denominaba Roca de la Plata [...]".
La isla de Crespo no existe, pero Francisco Joaquín de las Llagas Sánchez Crespo sí existió, como demuestra Navarrete en el epílogo a esta nueva edición al corroborar su existencia en diversos documentos de la época. Nació en 1754 en Priego de Córdoba y, huérfano desde temprana edad, llegó a convertirse en piloto de la Real Armada Española en 1775 y alférez de Navío en 1810. Y, en una de sus múltiples travesías, creyó ver una isla... que no estaba allí.

"El genio de Verne hizo que existiera y que perdurase en la literatura una isla que navíos de muy diversos pabellones intentaron hallar durante varios siglos, no demasiado alejada de las costas de Japón. A sabiendas de que le ofrecía un escenario más próximo a la leyenda que a la realidad geográfica, nos hizo visitar sus bosques submarinos en una serie de episodios que tenían y continúan teniendo para el lector mucho de ensoñación, similar a la que vivieron tantos marinos, como D. Francisco Sánchez Crespo, que creyeron vislumbrar los contornos de unas islas mitológicas y cargadas de riquezas allí donde no existía más que la inmensidad del gran Océano". [Pág. 635]

Como siempre, Verne es fascinante, es hipnótico en sus aventuras.

La novela se complementa con Bibliografía y dos apéndices: 'A los lectores del Magasin d'éducation et de récreation' y 'Donde se da cuenta de la vida del "capitán Crespo".

Gabriel , conocido en los países hispanohablantes como Julio Verne nació en Nantes, el 8 de febrero de 1828 y falleció en Amiens, 24 de marzo de 1905. Es considerado el fundador de la moderna literatura de ciencia ficción. Se escapó de su casa a la edad de 11 años para ser grumete y más tarde marinero, pero, prontamente atrapado y recuperado por sus padres, fue llevado de nuevo al hogar paterno en el que, en un furioso ataque de vergüenza por lo breve y efímero de su aventura, juró solemnemente (para fortuna de sus millones de lectores) no volver a viajar más que en su imaginación y a través de su fantasía. Predijo con gran precisión en sus relatos fantásticos la aparición de algunos de los productos generados por el avance tecnológico del siglo XX, como la televisión, los helicópteros, los submarinos o las naves espaciales. De 1848 a 1863 escribió libretos de ópera y obras de teatro. En 1863 obtuvo su primer éxito con la publicación de Cinco semanas en globo. Documentaba sus fantásticas aventuras y predijo con asombrosa exactitud muchos de los logros científicos del siglo XX.

El libro:
Veinte mil leguas de viaje submarino (título original: Vingt mille lieues sous les mers, 1869) ha sido publicado por Ediciones Cátedra en su Colección Letras Populares. Edición, traducción, introducción y notas de Miguel Á. Navarrete. Encuadernado en rústica con solapas, tiene 726 páginas.

Cómpralo a través de este enlace con Casa del Libro.

Como complemento pongo un vídeo en el que Ridley Scott presenta "Los Profetas de la Ciencia Ficción" en un capítulo dedicado a Jules Verne.


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