De todos es sabido, y si no lo sabe ya se lo digo yo, que a la mente no le gusta el dolor, que tiene una capacidad asombrosa para archivar en polvorientos recovecos cualquier evento que no le interesa y hacerlo permanecer aletargado y desvinculado de la realidad diaria hasta que una chispa los activa y se presentan con todo lujo de detalles como si lo acontecido lo hubiese hecho ayer. Recuerdos.
Un olor, una fotografía, un lugar, una palabra,… La chispa puede presentarse en multitud de formatos.
Yo vendo algunos míos.
No son ni buenos ni malos, antes los empleaba bastante pero hace años que no los uso.
Y usted se preguntará: ¿y el que olvida su pasado no está condenado a repetirlo?
Pues sí, ha dado usted en el clavo con precisión certera.
Quiero tener la libertad de volver a vivir de nuevo esas situaciones con otras personas, las que a día de hoy están en mi vida, sin verme condicionado por lo que pasó con otras, sin que la experiencia previa me resabie y me haga desconfiar de personas porque otras no merecieron la confianza prestada, volver a pensar que la felicidad puede ser permanente y no sólo temporal, volver a creer firmemente que el que no arriesga no gana y arriesgar con ilusiones renovadas.
Aproveche, que los vendo baratos, oiga. Si se lleva tres le regalo el de menor valor y si se los lleva todos le hago un sustancial descuento por el pack e intente usarlos usted, que a día de hoy yo ya no les encuentro ninguna utilidad.
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