Revista Cultura y Ocio

Verano, de José Luis Torres Leiva

Publicado el 24 agosto 2012 por María Bertoni

Verano, de José Luis Torres LeivaCon una doble proyección de Verano, este sábado 25 de agosto concluye el ciclo de cine que el realizador argentino Martín Rejtman coordinó desde mediados de junio pasado en la Fundación PROA. La película del chileno José Luis Torres Leiva regresa a la Ciudad de Buenos Aires tras una primera presentación en el último BAFICI. Quienes no la hayan visto entonces podrán hacerlo mañana a las 16 y/o a las 18. El director charlará con el público presente al final de cada función.

A través del retrato de distintos personajes que coinciden en un hotel termal, ya sea como empleados o huéspedes, el largometraje presenta un fresco conmovedor de la estación que la mayoría de los mortales asociamos con la palabra “vacaciones”. En contra del estereotipo de diversión desenfrenada que tanto explotan ciertos avisos publicitarios, el realizador trasandino propone un recorte intimista que les escapa a la sonoridad y luminosidad propias de los días de calor.

Una mujer que decide llevar su embarazo sola. Una pareja con dudas sobre el proyecto de convertirse en padres. Un motoquero que parece huir de su propia cobardía amorosa. Dos hermanas que comparten la casa y el trabajo en el mencionado hotel. Un hombre mayor que sólo interrumpe su soledad para darle de comer a una perrita… Éstas son las principales piezas del rompecabezas que Torres Leiva arma con parsimonia y sensibilidad.

Las caricias de la brisa, los rayos de sol que apenas consiguen colarse entre el follaje carnoso, la ilusión intrauterina que provoca el contacto profundo con el agua construyen una versión nostálgica del verano. De hecho, adivinamos la influencia del pasado en la mirada de estos personajes que conciben su presente como una instancia decisiva en relación con un ayer irrecuperable.

La película sugiere además una verdadera comunión entre el director y los actores. Nada ni nadie desentona en estos retazos de rutina estival que de algún modo nos reconcilian con la condición humana, quizás porque la reconocemos frágil pero al mismo tiempo aguerrida y perseverante.

Además de interesar por mérito propio, Verano convoca por su sola procedencia. Por lo pronto, son pocas las películas chilenas que cruzan la cordillera de los Andes para proyectarse en Buenos Aires: por un Andrés Wood que cada tanto reencontramos en nuestra cartelera comercial, sólo podemos descubrir a Elisa Eliash, Sebastián Lelio, Iván Osnovikoff y Betina Perut -ahora también a Torres Leiva- en ocasiones excepcionales.

Sin dudas, la doble función que Martín Rejtman y la Fundación Proa programaron para mañana es una de estas (imperdibles) oportunidades.


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