Nos remontamos al verano de 2006, donde Valencia y Betis estaban negociando el traspaso del andaluz, pero justo cuando ambas partes parecían haber llegado a un acuerdo para cerrar el traspaso ocurrió lo impensable.
Don Manuel, cansado de rodeos con el conjunto Che, y de las preferencias del jugador por salir, sin dar su brazo a torcer, llamo a casa del extremo y le dijo, lo que podía ser una broma pesada… no lo era: “A las seis de la tarde debe estar usted en Albacete para cerrar su cesión con ese club. Si no ha llegado a esa hora, le pondré una multa de 3 millones de euros. Su presencia en Albacete debe ser registrada por un notario”. Antes de todo esto, Antonio Gómez (director deportivo del Albacete) recibió una llamada del propio Ruiz de Lopera ofreciéndoles las cesión, al igual que sucediera con el Pontevedra. Castigo o triquiñuela para meter presión al interesado, da igual, el culebrón estará siempre en los anhelos del mercado de fichajes español.