Vettel más cerca de su segundo mundial
Nada más concluir la sesión cronometrada del sábado en Spa, Paul Hembery, el máximo responsable de Pirelli, se puso en contacto con las distintas escuderías para advertirles de que debían modificar esa apertura para que en ningún caso superara los cuatro grados de caída si no querían sufrir blistering, un fenómeno que afecta a los neumáticos que se recalientan, que se presenta en forma de pequeñas burbujas y que influye negativamente en el tiempo por vuelta.
Ferrari y McLaren tomaron nota de ello y actuaron en consecuencia mientras que Red Bull decidió tirar por el camino del medio y arriesgarse a echar a perder la carrera. Con esas premisas encima de la mesa, el panorama más previsible era una hecatombe de los bólidos energéticos, pero, sin embargo, nunca llegó a producirse. Eso fue gracias a la habilidad al volante del alemán Sebastian Vettel y el australiano Mark Webber y a la lucidez de los individuos que los dirigen desde el muro, que hicieron diana en el momento clave y defendieron la condición de favoritos a la victoria en el momento más crítico.Vettel es como un gato, siempre cae de pie, y tanto sus manos como las fabulosas prestaciones de su prototipo ya le han permitido acumular 259 puntos, tres más de los que le valieron en 2010 su primera corona. Al ritmo que circula este rubiales de 24 años, es más que probable que revalide el título varias citas antes de que el Mundial ponga el cerrojo en Brasil el 27 de noviembre. De momento, su séptima victoria del curso le coloca con casi cuatro carreras de ventaja sobre el segundo clasificado, Webber, que en Bélgica certificó el segundo doblete de Red Bull y que cruzó la meta por delante de Jenson Button, tercero, y de Fernando Alonso, cuarto. El británico es una mezcla de genio y finura, todo un figura en días convulsos, jornadas inciertas y completamente imprevisibles como la de ayer.
Vettel se acabó imponiendo
Un papel, el de líder, que Vettel ya no abandonó hasta que fue bendecido con la bandera de cuadros por John Surtees, la mejor forma de reemprender el camino del éxito que había perdido desde finales de junio (Valencia) y de terminar uno de los grandes premios más emblemáticos y míticos que conserva el calendario. Sin duda alguna, el alemán es un tipo con suerte.