El paso de Thomas Gomez (nada que ver con los socialistas madrileños) por el cine se resume en un momento, la década de los 40, y tres personajes inolvidables: Pancho, el salvador de Robert Montgomery en Persecución en la noche (Ride the pink horse, Robert Montgomery, 1947), que le valió su nominación al Óscar; el pintoresco inspector de policía de La dama desconocida (Phantom lady, Robert Siodmak, 1944); el esbirro de Edward G. Robinson en Cayo Largo (Key Largo, John Huston, 1948).
De nombre real Sabino Tomás Gómez, nació en Nueva York en 1905, y su carrera teatral fue mucho más prolífica y reconocida, en especial su intervención en Un hombre para la eternidad en los escenarios de Broadway. En el cine, su aparición en la célebre y estupenda El poder del mal (Force of evil, Abraham Polonsky, 1948) cierra su etapa dorada, y en los años 50 su estrella decaerá. Un ridículo papel de oriental en la cinta “maldita” El conquistador de Mongolia (The conqueror, Dick Powell, 1956) es lo más reseñable hasta el momento de su fallecimiento, acaecido como resultado de las heridas sufridas en un accidente de automóvil en Santa Mónica, California, en 1971. Tenía 65 años.