Cada vez que bajaba a la cava de vinos de la tienda en la que trabajo, habia un vino que resaltaba, como que me guiñaba el ojo, pero yo me hacia el desentendido, hasta que ayer fue el dia escogido, Antonio amigo entrañable vino a visitarme y entoces fui a por él, resulto que el hermano de mi amigo tambien tiene por nombre Raimundo y la coincidencia presagio algo bueno, le quite el lacre que sellaba la botella, lo descorche y un aroma maravilloso penetro por mis narices, quede en trance, en boca resulto armonico muy especial y agradable, la madera salio a relucir, sabia como a chips de madera, me quede meditabundo y puedo asegurar que si le hubieran agregado una cucharada mas de madera se hubieran pasado de la raya, como a mi me gusto seguramente sera porque tendre por ahí en mi ADN un gen de termita.