Revista Cine
La cámara juguetona moviéndose siguiendo el minucioso guión técnico pergeñado por The Wachowski Brothers se mueve entre cajas de sombreros y accesorios descendiendo entre ropajes hasta que se topa con unos zapatos de trabajo de fontanería y siguiendo un curso horizontal por los pantalones y la camiseta sucia y ensangrentada, llega hasta el rostro de Corky que acaba de recobrar los sentidos y se da cuenta que está en el suelo de un vestidor repleto de vestidos elegantes y zapatos de mujer con tacones inverosímiles y percibe que tiene manos y pies enérgicamente atados y una pieza de ropa a modo de mordaza le permite apenas respirar pero ni siquiera abrir la boca.
Pero puede pensar, puede recordar como ha dado con sus huesos entumecidos y sus músculos doloridos, molidos a golpes, y se acuerda de Violet y de todo lo que le ha pasado hasta llegar al punto en que está.
Violet es una mujer de armas tomar en todos los sentidos imaginables: ahora vive con César que la retiró del prostíbulo hace cinco años ya y se la llevó para sí aunque no se preocupa mucho si algún jefazo de la mafia local se pone cariñoso con ella, esperando que el juego no pase de la raya, porque su trabajo como lavador de dinero negro procedente del juego y la prostitución le permite vivir muy bien siempre que sepa mantenerse en su sitio en el escalafón, cada vez con encargos más importantes: ahora deberá lavar de sangre real dos millones de dólares y empaquetarlos para su entrega personal al jefe mafioso de la zona.
Violet no está ni mucho menos enamorada de César y el día que coinciden en el ascensor con Corky, que va a realizar trabajos de fontanería en el piso vecino, no le quita ojo de encima y mientras se hace la distraída para no levantar las sospechas de César, decide un infalible plan para seducir a Corky:
The Wachowski Brothers fueron conocidos como guionistas de la lamentable Asesinos de la que reniegan al extremo de asegurar que solicitaron no figurara su participación pero por lo menos trabaron conocimiento con Dino De Laurentiis y cuando le presentaron el guión de Bound explicándole a grandes rasgos que en la trama había una mujer fatal que mantenía una relación con un mafioso pero que seducía a otra mujer, tuvieron la suerte que Dino les dijo: ¡Adelante!¡Hagámosla!
Declarándose inspirados por Billy Wilder (entre otros, podrían añadir) nos presentan la conocida trama en la que una mujer fatal atraerá la maldición para quien se deje seducir y el segundo cambio es que en esta ocasión será una mujer la seducida: Corky estuvo encarcelada por cinco años -coincidiendo con el tiempo que Violet lleva viviendo bajo la "protección" de César- cuando la pillaron por un robo que salió mal. Violet, al saber de la afición por lo ajeno de Corky, le propondrá que entre ambas se hagan con los dos millones de dólares que César lava, seca y plancha a conciencia, antes que sean recogidos por el mafioso Gino Marzzone en persona.
El primer cambio, presentado desde el inicio (siguiendo también al gran Billy en la presentación de Sunset Boulevard) es que de entrada sabemos que algo va a acabar mal: por lo menos para Corky, pues está maniatada en el suelo del vestidor de Violet. ¿Qué habrá pasado?
Han transcurrido ya veintidós años desde que se estrenó Bound (Lazos ardientes {mejor directo del original: Atados}), ópera prima de los antaño conocidos como The Wachowski Brothers, Andy y Larry, que ahora firman como Lana y Lilly, The Wachowski Sisters, y aparte del cambio de género y del estreno en 1999 de su más famosa película, Matrix, permanece como lo más notable de esa pareja.
Quizás la decepción que tuvieron al ver en pantalla su primer guión provocó su firme decisión de cuidarse por ellos mismos de todos los aspectos de la película y ciertamente se manifiesta en una planificación muy cuidada de antemano; la variedad de planos es una demostración de un trabajo concienzudo que bebe sin pudor de las mejores fuentes clásicas, atacando las escenas con travellings imaginativos que empiezan de forma cenital y acaban con primerísimos primeros planos; también planos detalle que se mueven hacia atrás hasta subir a una planta superior y allí desarrollar un nuevo travelling en torno a una cama (para lo cual varios operarios movían paredes por turno) buscando una continuidad que reforzara la sensación óptica de intimidad total, tanto como saltos de eje aplicados con rigor en planos muy cortos, todo ello siempre sin ningún afán de epatar al espectador y al servicio de la trama. Suerte tuvieron al seducir al buen camarógrafo Bill Pope probablemente impresionado al leer el guión técnico al punto de trabajar por un mínimo salarial más porcentaje incluyendo en el trato a su equipo de confianza, porque sin su buen hacer esa muestra de cine negro no hubiera sido posible.
El guión pergeñado por The Wachowski Brothers lo mismo que su excelente forma de filmarlo bebe de los clásicos aportando como novedad una relación lésbica que se presenta como natural, sin pretensiones, dando por establecido que los gustos sexuales de las protagonistas nada tienen que ver en lo que es el meollo de la trama, el ardid ideado por Corky para hacerse con el dinero con la idea de que ambas se libren de sus penurias. ¿Ambas? Bueno, de momento, desde el primer minuto sabemos como ha acabado Corky, atada y amordazada. El resto, que lo vea el interesado, en la seguridad que ése guión, contra lo que viene siendo costumbre en las últimas décadas, es sólido, rocoso diría, en su lógica de los personajes y sus actos que veremos sucederse sin tregua ni bajón alguno en el ritmo, manteniendo la atención durante más de cien minutos en los que los giros y retruécanos argumentales mantienen la tensión del espectador.
La trama, provista de buenos diálogos, es un bombón para Jennifer Tilly que se luce como Violet ofreciendo un recital a base de susurros y movimientos corporales sexys con una calculada ambigüedad (hay que escucharla, como ya dijimos hace años en rigurosa y necesaria versión original) de los que se vale para conseguir con paciencia sus objetivos, construyendo una mujer fatal de la que uno puede enamorarse rendidamente sin olvidar que planea la sensación de hallarse ante una mantis religiosa, idea que no ronda siquiera por la cabeza de César, muy bien personificado por Joe Pantoliano, siempre eficaz secundario que aquí sabe dotar a ese mafioso machista y paranoico de todos los rasgos precisos para sostener a un peligroso petimetre en medio de esa dupla de mujeres fuertes que acaba de componer la siempre estupenda Gina Gershon como la fontanera Corky, esa ex-presidiaria hambrienta del amor de una mujer -la veremos intentando ligar en un bar de lesbianas- sin apreciables aderezos femeninos que se dejará seducir por Violet manteniendo una lejanía cuidadosa cuando se trata de planificar un robo, nada menos que a la propia mafia:"esos no van a la policía: esos van y te matan".
Los tres disfrutan de sus buenas escenas cuidadosamente rodadas por los Wachowski en una ópera prima que por todos los conceptos permanece en mi lista particular como la mejor de su carrera, una película que he visto hace muy poco en casa, porque cuando se estrenó, con el mal recuerdo que me dejó Asesinos, la dejé pasar. Craso error. Si le ocurrió lo mismo, amigo lector, ya sabe que está a tiempo de enmendar la equivocación y saborear durante casi dos horas una buena película. En v.o.s.e., desde luego: la Tilly lo amerita.