‘violeta se fue a los cielos’: y no volvió

La influencia de Violeta Parra en la música mundial y especialmente en la latinoamericana es infinita. Desde un pueblo de Chile, la multifacética artista creó cantidad de obras en distintas disciplinas. Basada en el libro homónimo de Ángel Parra, hijo de la artista, Violeta se fue a los cielos es una película de Andrés Wood que conforma un retrato, sin orden cronológico, de la vida y obra de la chilena.

El filme busca acercar al personaje y reivindicar su importancia en la sociedad chilena de la época y en la música actual. Ganadora del Gran Premio Internacional del Jurado en el Festival de Sundance 2012, la fotografía de la película tiene unos tonos muy oscuros, con un predominante gris y marrón, que no ayudan a la consecución de una imagen pulcra y lúcida, sino más bien todo lo contrario. Este factor imprime naturalidad a la época en la que se desarrolla la trama.

Desordenada en el tiempo, la cinta narra los diferentes momentos de la vida de Violeta Parra. Bien interpretada por Francisca Gavilán, la protagonista pasa por multitud de situaciones: desde los primeros espectáculos con su hermana en Chile hasta su exposición en el Museo del Louvre de París, pasando por un recital en Polonia. En términos personales, Violeta y la película caminan juntos por los amores de la cantante; su padre, su marido, su amante y sus hijos. Con o sin ellos, su espiritualidad y su convencimiento de una forma de vida austera hacen que la artista logre triunfar en un mundo que nunca le convence.

En este sentido, la película se adentra en escenas con poca importancia en lo argumental y se aleja de la fuerza y la convicción de su personaje. Violeta se fue a los cielos, con grandes posibilidades de ser original y valiente, queda enmarcada como un filme que no rompe barreras. El espíritu de Violeta, que es evidentemente palpable, se queda sin oxígeno debido a una forma plana de contar una historia con cantidad de detalles de gran envergadura.