Hace unos días estuvimos en la ciudad de La Plata (Argentina), capital de la provincia de Buenos Aires y sitio de una de las mayores universidades del país; la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Una universidad que supo albergar a uno de los más reconocidos escritores de habla hispana: Ernesto Sábato quien tuvo allí su paso por la ciencia antes de dedicarse de lleno a la literatura y a la pintura, y de la cual depende el impactante Museo de Ciencias Naturales que visitamos.
En el bosque, custodiado por esmilodontes
Ubicado en el Paseo del Bosque; un enorme y variado espacio verde repleto de álamos, robles, ombúes, sauces y eucaliptos, encontramos el edificio del Museo de Ciencias Naturales, que se impone majestuoso en medio de tanto verde. Fue inaugurado en el año 1888, constituyéndose como el primer edificio del país que se proyectó como museo.
Una de las cosas que más llama la atención es su entrada, custodiada por dos esmilodontes o tigres diente de sable, animales que habitaron el suelo pampeano hace más de 10.000 años. Además, y situados a ambos lados del ingreso principal, encontramos bustos de grandes científicos abocados a las Ciencias Naturales como Carl von Linné, Charles Darwin y Alexander von Humboldt, entre otros.Por otra parte, la forma del edificio responde a la idea del “estudio progresivo del territorio sudamericano y los seres que lo habitan”, con una planta elíptica que representa las ideas evolucionistas a las que adscribía Francisco Moreno, su fundador.
Un recorrido en espiral
Al ingresar al edificio nos encontramos con un hall central donde comenzará nuestro viaje por la Historia Natural. El edificio posee más de veinte salas de exhibición organizadas en espiral que al recorrerlas, permiten comprender la evolución de la vida en la Tierra desde sus orígenes hasta la aparición del ser humano. Un hecho que también puede evidenciarse en el logo del museo.
A medida que avanzas por las salas realizas un trayecto que va desde el mundo inanimado, pasando luego por las diferentes formas de vida que habitaron el Planeta hasta llegar a la aparición del hombre y su concomitante proceso evolutivo, respondiendo así a las ideas evolucionistas.El recorrido se inicia con el origen del universo, el “Big Bang”. Luego, ya situados en el Planeta Tierra, el recorrido atraviesa las diferentes etapas geológicas de la misma con salas íntegramente dedicadas a las eras Mesozoica y Cenozoica, donde podrás disfrutar de los grandes dinosaurios y los mamíferos.
En una de estas salas encontrarás a una de las estrellas de la visita: una réplica de Diplodocus carneggi un gigantesco dinosaurio herbívoro que vivió hace unos 150 millones de años y que habría medido 27 metros de largo y alcanzado un peso de 11 toneladas, similar al peso de unos tres elefantes. Allí, también pueden observarse los fémures fosilizados del Antarctosaurus, un dinosaurio similar al Diplodocus pero mucho más grande, que vivió en Río Negro (Argentina) entre 83 y 65 millones de años atrás.Las salas continuarán apareciendo, destacándose restos fósiles y réplicas de diversa índole. Al finalizar el recorrido por la era Cenozoica aún podremos disfrutar de muchas más salas abocadas a la zoología, con invertebrados, insectos y vertebrados.
El sitio custodia casi 3 millones de objetos entre rocas y minerales, esqueletos de animales, fósiles, insectos, mamíferos, aves y cerámicas de culturas precolombinas. Sus colecciones de grandes mamíferos fósiles pampeanos del Terciario y Cuaternario son únicas en el mundo. Sin embargo, de todos los objetos que posee, solo una pequeña parte de los mismos se encuentran en exhibición.
El recorrido por el museo dura aproximadamente una hora y media, sin embargo, si eres curioso y decides disfrutar detenidamente de cada una de las salas puedes estar en el lugar por horas y horas. Además, puedes disfrutar de un servicio gratuito de visitas guiadas que sale cada dos horas los fines de semana y completa el circuito en poco más de 45 minutos.
No exhibición de restos humanos
En la segunda planta del edificio encontramos todo lo referente a nuestra especie y su presencia en el planeta tierra, mediante colecciones de carácter arqueológico y etnográfico de Argentina y Perú. Y si bien la característica general del museo es su perfil marcadamente americanista, también existe una sala egipcia que expone una reconstrucción del templo original (el templo de Aksha, proveniente de Nubia).
Cabe destacar que desde el año 2006, y a pedido de las comunidades descendientes de pueblos originarios, fueron retirados de exhibición los restos humanos procedentes de América. Esta decisión forma parte de una política de reconocimiento y respeto al ejercicio de sus derechos de parte de Museo.
La Naturaleza en papel
En una pequeña sala, próxima al ingreso, encontramos una sorpresa en nuestro recorrido. Más de un centenar de piezas conformaban una muestra donde diversos animales extintos y actuales se encontraban representados en papel mediante la técnica japonesa de Origami.
Un centro de investigación
El Museo de La Plata es, además, un centro pionero en la investigación sobre el patrimonio natural y cultural de la Argentina, así como de la divulgación de su conocimiento. Los distintos grupos de investigación están abocados en describir las diferentes manifestaciones de la diversidad geológica, biológica y antropológica de la Argentina. Sus laboratorios, ubicados en el subsuelo del edificio, se ponen en evidencia tras la intriga de los visitantes, que al recorrer la planta baja, suelen preguntarse en todo momento por qué muchos de los sectores del piso son vidriados. La respuesta suele llegar de la mano de los guías que comentan que al momento de la construcción del edificio y debido a la inexistencia de luz eléctrica, tenían como objetivo permitir el ingreso de la luz solar desde los enormes techos vidriados hacia los subsuelos.
Este pequeño relato es una humilde recomendación para que disfruten de un lugar donde podrán descubrir y aprender muchísimas cosas. El Museo está abierto al público durante todo el año, así que si estás por la ciudad ¡no dejes de visitarlo!
Más información: www.museo.fcnym.unlp.edu.ar
por Cecilia Di PrinzioBiotecnóloga, docente y con ganas de hacer cosas para construir un mejor mañana.
@cecidiprinzio