Somos personas que protagonizaron y apoyaron el abandono oficial de la Conferencia Climática de Varsovia, así como otros que se unieron más adelante a esa llamada a la acción climática responsable. Nos hemos reunido para recordar a los "líderes" que participan en las negociaciones de clima de la ONU que se encuentran peligrosamente lejos de abordar la emergencia climática con la urgencia que se requiere y reiterarles las demandas y soluciones de la sociedad civil que no pueden seguir ignorando.
El abandono de la Conferencia de Varsovia fue un acto de protesta e indignación por la continua incapacidad de los gobiernos para tomar medidas decisivas y urgentes contra la mayor amenaza para las personas y el planeta, además de un acto de condena por el continuo sabotaje de la negociación climática a manos de poderosas compañías.
A pesar de las evidencias de destrucción masiva, desplazamiento y pérdida de vidas causada por los niveles actuales del calentamiento global, así como de la certeza de los impactos mucho peores que nos esperan en un futuro cercano, los gobiernos siguen eligiendo actuar en interés de unos pocos ricos, y alinearse con grandes negocios para promover modelos de producción y consumo insostenibles en lugar de atender la urgente necesidad de avanzar hacia un mundo más sostenible, ecológico y justo.
Nosotros estamos más decididos que nunca a luchar por la supervivencia de nuestras familias, comunidades y pueblos en todo el mundo, una supervivencia que depende nada menos de de la transformación fundamental de un sistema que ha generado el empobrecimiento masivo, las injusticias y la crisis climática que hoy amenaza la vida en la tierra. Desde la sociedad civil ya se está librando esta batalla en diversos ámbitos, en todos los rincones del mundo y sobre todas las dimensiones de la vida: alimentación, energía, salud, seguridad, empleo y medios de vida.
La gente se está movilizando en todas partes, tomando las calles cada vez con mayor intensidad para oponerse a los intereses creados y luchar por su futuro y el de las generaciones venideras. Estamos poniendo en marcha soluciones compatibles con los límites planetarios a nivel local, nacional y mundial centradas en satisfacer las necesidades de las personas en lugar de buscar incesantemente ganancias para las grandes élites empresariales.
En Varsovia dijimos que volveríamos y estamos de vuelta, mucho más fuertes para dar voz a los que ya se están movilizando con la urgencia necesaria para evitar los peores impactos del cambio climático. La inmensa mayoría de la sociedad civil que ustedes, señores ministros, representan está actuando y no pueden seguir ignorando sus peticiones.
En las próximas semanas y meses, hacia -y durante- la COP Social en Venezuela, la Cumbre de los Pueblos, la COP20 en Perú, y la COP 21 en Francia, nos mantendremos más firmes que nunca presionando a los gobiernos para que:
• Se comprometan a un objetivo global de límite del calentamiento global que reconozca las últimas advertencias del IPCC sobre las amenazas derivadas de los puntos de inflexión y el riesgo al derecho a la alimentación y la soberanía alimentaria. Recordando que la ciencia sugiere que 1,5ºC de calentamiento global ya sería demasiado para las personas y países más vulnerables.
• Promuevan una transición global del sistema energético pasando del uso indiscriminado de los sucios combustibles fósiles responsables de la crisis a un futuro de energías renovables y a una economía libre de carbono que, principalmente y entre otros, sea descentralizada, controlada por la comunidad, asequible y accesible a todas las personas del planeta para cubrir sus necesidades básicas y contribuir a su bienestar.
• Aumenten urgentemente los objetivos de reducción de emisiones para el período previo a 2020 y establezcan objetivos de emisiones coherentes con la magnitud de la emergencia climática para el período 2020-2025.
• Aseguren una distribución equitativa y justa de los esfuerzos entre todos los países en función de su responsabilidad histórica, de sus capacidades y de la urgencia de la crisis.
• Capaciten a la gente para hacer frente a los impactos climáticos, protegiendo los derechos de los pueblos y las comunidades, construyendo resiliencia, abordando la cuestión de las pérdidas y daños y garantizando una transición justa hacia una sociedad y economía bajas en carbono, resilentes al cambio climático, equitativas y democráticas.
• Definan y se comprometan con objetivos concretos para la transferencia de la financiación y la tecnología necesarias para hacer posible esta transformación global.
• Rechacen la dañina influencia que los intereses empresariales tienen en la política climática y prevengan la adopción de falsas soluciones como respuesta global al cambio climático.
El movimiento climático global está ganando fuerza y poder en todos los países del mundo. Y ha llegado el momento de que aquellos que dicen representarnos actúen en nuestro interés o se hagan a un lado.