Ahora me pregunto ¿Acaso no hemos sido todas un poco perejilillas al igual que Lolita? Sin duda yo lo era. En mi look no faltaban las gorras, las botas a juego o las mochilas llenas de sorpresas. Curiosamente recuerdo una rosa de la que salía un gorro impermeable o un reloj bajo el que se escondía crema hidratante. ¿Lo llevamos en la sangre o nos colorean la sangre de rosa? Amaba la ropa de mi madre: sus zapatos, su maquillaje (con 11 años la perfección del uso en la sombra de ojos era estupenda), su ropa y sobre todo un pareo que siempre usaba en verano. De hecho muchas de sus cosas las he heredado y espero mantenerlo tan intácto como ella.
Bueno, pues Lolita es toda una celebrity y ya tiene un libro con sus propias aventuras: "Menos burguer y más ensaladas" o "No es lo mismo tener un tío que se llame Manolo, que tener unos manolos..." Además, tiene su propia línea de productos, para mayores y pequeños.
No había olvidado los momentos felices de mi infancia, pero Lolita me ha recordado que yo era una de esas niñas rubias con pintas de niña-mayor repelente disfrazada con los atuendos maternos y que hablaba del mismo modo. Algún que otro pescozón me he llevado por meterme en "las conversaciones de mayores"...