La etapa 16 de la Vuelta no escatimó en nombres, sobró clase y etiqueta. La etapa fue para Fränk Schleck (Trek) y Joaquim ‘Purito’ Rodríguez (Katusha) asaltó la general.
Etapa 16 de la Vuelta a España 2015, de 185 km, con inicio en Luarca y final en la Ermita del Alba, con siete puertos de montaña: dos de cat. 3, tres de cat. 2, uno de cat. 1 y el final de cat. especial. La penúltima etapa de alta montaña de la ronda ibérica. Fabio Aru (Astana) comenzaba la etapa líder, con el escueto margen de 1” sobre ‘Purito’.
Ese fue el terreno en que ocurrió otra de las pocas sorpresas de esta Vuelta ibérica, que sigue brindando más polémica que luces. Tras el gran desempeño de los jóvenes Tom Dumoulin (Trek) y Esteban Chaves (Orica-GreenEdge), ahora le tocó a un veterano de mil batallas, Schleck.
El luxemburgués, profesional desde 2001 y ganador del Tour de Suiza (2010), el Critérium Internacional (2011) y la clásica Amstel Gold Race (2006), además de ser tercero en el Tour de France (2011), dijo presente en la ronda ibérica imponiéndose con amplio margen en otra dura etapa de montaña. A sus 35 años Schleck se estrenó en esta competición, donde nunca había disfrutado de la victoria. Quien tuvo los honores de secundarlo fue el colombiano Rodolfo Torres (Colombia), 1′ 10” en saga. Para él, que viene de ser segundo en la general del Tour de San Luis, también es el mejor resultado en la Vuelta.
La fuga de diez corredores alcanzó margenes de otras épocas con respecto al pelotón. La friolera de 19′ a falta de 55 km para el final. Junto a Schleck y Torres rodaban en cabeza también los españoles Omar Fraile (Caja Rural) y el joven Carlos Verona (Etixx-Quick Step), el italiano Moreno Moser (Cannondale-Garmin) y el francés Pierre Rolland (Europcar), entre otros. Ninguno de los diez a un margen menor de 40′ 22” en la clasificación general con respecto a Aru. Un mundo.
Los tres puertos encadenados al final -altos del Cordal, de la Cobertoria y Ermita del Alba-, en los últimos 35 km, fueron el exigente terreno donde se predispuso, desde temprano, que la etapa sería resuelta entre los hombres de la fuga. El margen entre el 1 y 2 de la general, Aru y ‘Purito’, eran tan nimio -de sólo 1″- que era difícil que se produjeran ataques desde lejos entre los favoritos. En el ciclismo de esta segunda década del siglo XXI, imperan los ataques de cerca, con calculadora en mano y arriesgando lo mínimo imprescindible. Con este margen, más aún.
Las novenas de Katusha, Astana y Movistar controlaron la cabeza del pelotón a lo largo de la etapa. Después se sumaron los hombres del Tinkoff-Saxo de Rafal Majka, tercero en la clasificación. La fuga inició la escalada a los tres puertos finales con un margen en torno a los 17′.
En el ascenso al alto del Cordal, Tinkoff le imprimió intensidad al ritmo, haciendo mella en el pelotón y recortando el tiempo de la fuga por debajo de 13′.
El alto de la Cobertoria, más exigente (cat. 1, 10 km con rampas de hasta el 13%), agudizó la merma de corredores en el pelotón. Schleck y Moser eran los que realizaban los mayores esfuerzos, entre los fugados. Fraile y Rolland se caían del grupo. El luxemburgués persistía. Poco después, con 20 km aún para meta, Schleck y Torres largaron al resto de corredores.
Cuando el grupo de Aru, ‘Purito’ y el resto de favoritos coronó el puerto de Cobertoria no pasaban de los 20 corredores. Delante Torres bajaba tras la estela del experimentado Schleck.
Al paso por Bárzana, a 9 km de meta, Schleck y Torres llegaron haciendo relevos y mirándose las caras. El último puerto, en los 7 km finales, con rampas iniciales del 10%, un durísimo interludio del 20% y un final entre 8 y el 14% -para hacer una media del 11%- oficiaría de desenlace. El margen con el grupo del líder eran cómodos 11′.
Elegante y sereno -aunque incapaz de disimular el cansancio- Schleck esperó el momento para apretar los dientes, confiado de su estado de forma. A falta de 5,4 km tomó el relevo de Torres y aumentó la cadencia. El colombiano se mantuvo a rueda e incluso aparentaba mejor resto.
Dos kilómetros después -mientras en el lote del líder se sucedían algunos ataques por parte del Tinkoff- el luxemburgués volvió a acelerar. Esta vez, en las rampas más duras, Torres no pudo seguirlo y fue cediendo terreno. Quedaban 2,8 km para el final. Desde entonces Schleck mantendría el ritmo y abriría hueco hasta alcanzar el minuto, cuota con la que se adjudicó su primera victoria en la ronda ibérica. Gran premio para un veterano y refinado escalador.
Detrás, los favoritos no realizaron movimientos hasta la antesala misma del final de etapa. Schleck había cruzado meta casi 10′ antes. De ellos, el más fuerte fue ‘Purito’, que prevaleció ante el escueto margen necesario para quitarle el maillot de líder a Aru. Reducido el lote a media docena de corredores -ya sin Alejandro Valverde (Astana), Chaves, Dumoulin- ‘Purito’ atacó a 800 mts de la meta. Aru no tuvo el resto suficiente para cazarlo y cruzó meta 2” después.
Tan sólo una semana -contrarreloj individual incluida- separa al catalán de la gloria.
El mismo día que Mark Cavendish, desde el Tour de Gran Bretaña, afirmó a ITV que la Vuelta se había vuelto “estúpida” por sus finales en alto y que nadie deseaba ir a menos de caerse en el Tour, un veterano de la montaña volvió al triunfo. Las críticas del británico fueron duras, demasiado, y nadie respondió aún -quizás ni valga la pena-.
Con la salida de Peter Sagan (Tinkoff-Saxo) más de uno se siente más cómodo para criticar una competición que viene ganando enteros en los últimos años. Sin embargo, la polémica de los días recientes -algo digno de la crítica más severa- no debe hacernos bajar la guardia y solapar los atractivos y el significado histórico de esta grande del calendario.