Revista Cultura y Ocio

We are the best!, de Lukas Moodysson

Publicado el 15 abril 2014 por María Bertoni
Cobertura especial de Espectadores.

Cobertura especial de Espectadores.

Década y media después de filmar Fucking Åmål (que nuestras salas estrenaron bajo el ñoñísimo título de Descubriendo el amor), Lukas Moodysson vuelve a revelarse como un radiólogo experto en pre-adolescentes con Vi är bäst! (We are the best! para su distribución internacional ¿y ¡Somos las mejores! para el mercado hispanófono?). Inspirado en la historieta homónima que creó su esposa Coco Moodysson, el realizador sueco nos retrotrae a la experiencia de tener doce, trece años en los incipientes ’80, a partir de las desventuras de tres compañeras de colegio que, a tono con sus convicciones punk, buscan fundar una banda de rock acorde.

La comparación con la figura de un radiólogo dista de ser exagerada. De hecho, Moodysson consigue sacarles nitidísimas radiografías a Bobo, Klara y Hedvig, imágenes dignas de un ateneo sobre pubertad femenina. A diferencia de las producciones televisivas y cinematográficas que recrean el universo teen de manera edulcorada y con impúdica intención comercial, Vi är bäst! se destaca por retratar a su protagonistas con respeto y sensibilidad.

Al igual que los adultos que (apenas) intervienen en esta ficción, el matrimonio Moodysson tampoco subestima a estas chicas cuya caracterización presumiblemente se originó en el recuerdo de los propios Lukas y Coco. En el marco del 16º BAFICI, algunos espectadores cuarentones nos apropiamos de esta mirada nostálgica capaz de evocar al pibe o piba que fuimos años atrás, aún cuando crecimos en una Argentina ochentosa todavía inmersa en el eufemístico Proceso de Reorganización Nacional, y por lo tanto en las antípodas de la democracia sueca.

We are the best!, de Lukas Moodysson
El odio a las clases de gimnasia hecho canción, la suerte de castigo divino que supone la convivencia con los padres, la apuesta a la amistad incondicional, la magnificación de dolores y pesares, la creencia en la incuestionable perdurabilidad de un primer amor ilusorio son algunas de las paradas obligadas en la travesía de las chicas rebeldes que Moodysson trasladó del papel a la pantalla grande.


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