He aquí un disco del que se está hablando en este 2015 muchísimo menos de lo que se merece. Lo firman los suecos The Amazing, el quinteto que el año pasado me deslumbró con esa maravillosa “Picture You” que avanzaba (y daba título) al que desde febrero de este año es su cuarto lanzamiento en el mercado discográfico, esta vez de la mano de Partisan Records. Lo cierto es que las expectativas estaban ya altísimas (recuerdo que la canción arriba mencionada se situaba finalmente en la sexta posición de mis canciones favoritas del año), y aunque me ha costado algo superar mis reticencias con respecto al rock progresivo – esto es algo que, lo reconozco, me descolocó bastante en las primeras escuchas- diría que con el tiempo y las sucesivas audiciones los matices se han ido poco a poco revelando, y la valoración del conjunto ha ido creciendo más y más.
Empecemos con la única mala noticia; en realidad, ni demasiado mala ni demasiado sorprendente: “Picture You” quizás me sigue pareciendo la gran cumbre de la colección de 10 canciones que los suecos han reunido finalmente en el álbum, pero no es ni mucho menos la única cima de un disco que, a decir verdad, es generoso en momentos reseñables, y deliciosamente compacto en su propuesta. Y ojo que “compacto” no quiere decir “plano”, ni mucho menos “aburrido”: en la melancólica atmósfera que empapa el disco de principio a fin, uno puede encontrar reflejos de cosas tan distintas como el pop más complejo de los sesenta, el soft-rock setentero y los reflejos del primer dream pop de los ochenta. Si no os lo creéis, probad con “Captured Lights” y me decís cómo se llama eso. Diablos, me da igual cómo se llame: sea lo que sea, quiero más de ESO. Y “Picture You“, el disco, lo sirve con abundancia.
Lo abre “Broken“, una pista a medio camino entre las guitarras depresivas de The Cure y el pop entre brumas de los también suecos The Radio Dept: la dulce voz de Christoffer Gunrup se cuela como un débil rayo de sol, incapaz de levantar la neblina que tiñe el cielo de blanco, pero suficiente para arrojar algo de luz. La segunda pista es la ya comentada “Picture You“, y el nivelazo tampoco desciende al llegar a “Circles“: menuda facilidad para las melodías imborrables tienen estos chicos, y qué inevitable resulta la evocación a las excursiones lunares de Pink Floyd. Llegados a este punto, “Safe Island” ratifica lo que hemos estado barruntando desde que inciamos la escucha: “Picture You” es una fantástica experiencia sonora, de esas que hay que escuchar de cabo a rabo, y no porque no tenga buenas canciones -que sí las tiene- sino porque es en el conjunto donde se ponen de manifiesto sus virtudes. Cuando los temas terminan, no lo hacen abruptamente, sino que introducen mediante codas las siguientes pistas, e incluso cuando la disonancia se abre paso (los últimos tres minutos de la última de las canciones reseñadas hasta el momento), esta adquiere pleno sentido, en contraste con la suave melancolía que le precede.
Voy a saltarme un par de temas, e ir directamente a dos de mis canciones favoritas de la segunda mitad. Ha sido “The Headless Boy” (hola, Nick Drake) la elegida como segundo sencillo, pero me vais a permitir que destaque el pop fantabuloso de “Tell Them You Can’t Leave” (Jesús, sólo el título ya me encanta: a pun-ti-to ha estado de ser esta la pista escogida para dar título a esta entrada) y esta otra preciosidad con que se cierra el disco. “Winter Dress” no es, ni mucho menos, la canción menos convencional de un trayecto que si por algo se ha caracterizado ha sido por su clara intención de rehuir los caminos cómodos. De hecho, con total seguridad, podría decirse que es una de las canciones más directas del disco, con una clara estructura estrofa-estrofa-estribillo-estrofa-estribillo, y una nada disimulada intención de sacarnos la lagrimilla antes de dejarnos. Y mierda, lo consigue: difícil va a resultar que en este 2015 oigamos canciones más conmovedoras que esta, y mucho más aún que, después de que la pista se termine, no os entren unas ganas locas de volver a vivir la experiencia completa, desde el principio. Para el que esto escribe, ya digo, uno de los mejores discos del año, y uno de los más firmes candidatos a pasar completamente desapercibido cuando allá por diciembre llegue la hora de las fanfarrias. Pero vosotros, queridos lectores, seguro que me haréis caso, lo escucharéis, y me daréis la razón: este disco de The Amazing es -no voy a complicarme demasiado la vida- mucho más que asombroso.