La foto que ilustra este post es una de las tantas que Robert Weide incluyó en su tributo Woody Allen: a documentary. Así de íntimo parece este trabajo presentado en dos versiones: una televisiva (que se estrenó en 2011 como parte de la serie American masters, y que dura más de tres horas) y otra cinematográfica (de 113 minutos, que ahora se encuentra de gira internacional). A propósito, si Brasil figura entre los destinos elegidos (en este caso, para febrero de 2013), ¿por qué no pretender que -en cualquiera de sus formatos- el film también llegue a nuestro país?
Productor y director de varios capítulos de la exitosa Curb your enthusiasm y otra vez director de la aquí comentada Cómo perder a tus amigos y alienar gente. Éstos son los principales antecedentes profesionales de quien consiguió que el cineasta neoyorkino accediera a conversar sobre su carrera, su filmografía y un poquito sobre su vida privada. El logro no es menor, tratándose de una figura tan fóbica a la exposición pública.
En esta entrevista que Caroline Frost le hizo en junio pasado para el Huffington Post, Weide explica que esta reticencia “no tiene nada que ver con una cuestión de control” sino con una manera de concebirse a sí mismo. De hecho, Allen considera que “sus películas no garantizan ningún tipo de discusión seria o de tratamiento documental: él no es Kurosawa, Fellini ni Bergman, realizadores que admira y que según su opinión sí son dignos de un estudio como éste”.
El autor del homenaje cuenta que Woody le sugirió hacer el film sin entrevistarlo: otras personas podrían hablar en su lugar. “Le contesté que no me interesaba esa alternativa -recuerda- y, aún después de haber aceptado la propuesta, siguió dudando sobre la idea de participar en su propio tributo”.
En esta otra entrevista concedida al New Zealand Listener en marzo pasado, Weide también cuenta que Allen impuso una sola condición para la realización del documental: poder echarle un vistazo una vez terminado, “por si hubiera algo terriblemente inapropiado o sacado de contexto”. Robert recuerda que, ante uno o dos extractos de sus viejos stand-ups, Woody dijo: “por favor, no soporto que esto aparezca en el film; ¿no podés reemplazarlo?”.
Por lo demás, la predisposición fue tan buena que el homenajeado aceptó referirse al escándalo mediático de los ’90 cuando se separó de Mia Farrow. De todos modos, Weide le retaceó protagonismo a este tema dada la intención de concentrarse en la trayectoria profesional de su admirado Allen.
El trailer del largometraje anticipa algunos testimonios de actores y miembros del equipo técnico que trabajaron con el cineasta neoyorkino: Diane Keaton, Scarlett Johansson, Owen Wilson, Josh Brolin, Naomi Watts, Mariel Hemingway entre otros. Martin Scorsese también aportó lo suyo.
En la misma entrevista concedida al periódico neocelandés, Weide sostuvo que nadie colaboró a regañadientes. “La mayoría estaba muy entusiasmada. Es más, Scarlett Johansson directamente lo adora… Por otra parte, cuando en varias ocasiones sugerí cancelar alguna cita que parecía complicarse por razones de agenda, del otro lado siempre me contestaron ‘No, no, no, ya encontraremos la manera‘. Así de entusiastas se mostraron todos”.
En base a diecisiete críticas publicadas, el sitio especializado Rotten Tomatoes le adjudicó un promedio de 6.9/10 a la versión televisiva de Woody Allen: a documentary. La nota correspondiente al veredicto del público -más específicamente al ranking de 658 usuarios- es más elogiosa: 4.1/5 puntos.Quizás no se trate de “el” documental tal como advierte Robbie Collin en el británico Daily Telegraph. Pero más de un argentino alleniano querrá verlo igual.
Crucemos los dedos… Ojalá el año próximo la versión cinematográfica descienda de Brasil a estas latitudes y desembarque en nuestra televisión, en nuestros videoclubes o, mejor aún, en nuestras salas de cine.