Revista Arte

Work of Art o el artista plástico y catódico

Por Bill Jimenez @billjimenez

Echaba en falta un reality como “Work of art”, un concurso que si bien en estructura no aporta gran cosa, al menos explora un terreno pocas veces visto en televisión como es el de los artistas plásticos. En el programa (cuya coletilla The next great artist ya lo dice todo) se reúne a un puñado de creadores de distintas edades y disciplinas y se inicia una, en teoría, sana competición por demostrar cuál de ellos es el más completo. Sus propuestas tendrán que, aparte de superar a las de sus compañeros, convencer al jurado, una serie de personalidades relacionadas con el mundo del arte, como la experta China Chow, el crítico Jerry Saltz o el dueño de la neoyorkina Half Gallery Bill Powers.

WorkOfArt

Por lo demás, “Work of art” repite una fórmula manida pero siempre efectiva, donde los desafíos de cada semana deciden quién seguirá como residente, recibirá la bendición de la inmunidad o será inevitablemente expulsado. Entre medio encontraremos estrellas invitadas (como la mediática productora del programa, Sarah Jessica Parker) o como la interacción de los artistas (que comparten estudio) desatará alguna que otra chispa nacida de la competencia. Pero, por lo general, es un programa divertido, con la ya longeva obsesión estadounidense de vender al creador como una rockstar, aunque en este caso se demuestre cierto buen gusto y criterio, explorando parte de su proceso creativo, sus pasiones y lamentos.

Algunos pensarán que la telebasura ha llegado al arte y, al parecer, tiene intención de quedarse, porque en octubre “Work of art” regresará a las pantallas con una segunda temporada.

Es probable que nunca veamos un programa de estas características por nuestras tierras; en España no puede salir nada bueno de la conjunción entre televisión y arte contemporáneo, al menos, algo que no se instrumentalice como ya ocurrió con ese dinosaurio ya cadáver llamado Operación Triunfo. Pero yo pagaría por ver un reality artístico con la Baronesa Thyssen de juez.

Puro kitsch catódico.


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