Revista Política
A pesar del toque de queda que rige en el país, centenares de miles de manifestantes han tomado las calles de las principales ciudades egipcias. Esta tarde los insurgentes acaban de entrar por la fuerza en el ministerio de Asuntos Exteriores, mientras la policía antidisturbios se ve superada por la marea humana que anega las calles. Según el diario La Vanguardia, el régimen egipcio acaba de sacar los tanques de los cuarteles, mientras la policía comienza a abandonar el centro de El Cairo y arde la sede del partido del Gobierno. Se diría pues que al régimen de Hosni Mubarak le quedan horas más que días.
Egipto ha demostrado ser el eslabón más débil de la cadena magrebí después de Túnez. Treinta años de dictadura de Mubarak, a los que habría que añadir otras decenas más protagonizados por Nasser primero y Sadat después, están a punto de caer al suelo hechos añicos por causa de la fuerza desbordada de un pueblo que ya no aguanta más. Los egipcios están librando una batalla feroz calle por calle para conquistar un régimen político decente.
Mientras tanto, el régimen responde con más represión. La detención de El Baradei, que encarna la única posibilidad de una salida pactada entre el régimen y los insurgentes, el arresto de periodistas occidentales y el bloqueo de las comunicaciones por móvil e Internet, no son más que vanos esfuerzos para parar lo que ya no tiene remedio. Mubarak va a caer, y de él y sus secuaces depende de si lo hace en medio de un baño de sangre (ya hay varios manifestantes muertos y algún policía también); los jóvenes egipcios no aflojan, ya no hay vuelta atrás. Las cancillerías occidentales siguen sin abrir la boca. Solo Hillary Clinton ha pedido "reformas" en Egipto, que al parecer pasarían por una retirada de Mubarak y la asunción del poder por su hijo. Demasiado tarde. Eso ya se intentó en Túnez, cuando Ben Ali anunció que seguía en el cargo y que no se presentaría a las pseudoelecciones programadas para dentro de cuatro años... apenas 24 horas antes de salir corriendo del país.
Atentos a la batalla de Egipto. Todavía va a durar unos días, pero el desenlace es inevitable.