Ayer tuve una larga discusión con un compañero de trabajo pues su manera de hablar me dejó desconcertado, el hombre se esforzaba por explicarme la situación actual española, europea y hasta mundial, con cifras y datos, y sin dejar de insistir en que así es como funcionan las cosas, así han sido y seguirán siendo y que no hay manera de cambiarlas. Se diría que era brillante a no ser porque mi forma de ver la vida dista años luz de su enfoque.
Los políticos son corruptos; los sindicatos están vendidos al gobierno de turno; si la economía va bien se puede ayudar a mucha gente, pero ahora que hay crisis no se puede repartir la miseria; la mayoría de inmigrantes no se quieren integrar; y una larga lista de frases hechas que mostraban claramente lo que alberga su corazón y su nulo compromiso para legar a sus hijos una sociedad un poco más justa.
