La arena cinética ha sido todo un gran descubrimiento en casa. No exagero si digo que creo que va a marcar un antes y un después en nuestras actividades caseras. Después de haberla tenido entre mis manos, sigo sin entender bien que es: un material a mitad de camino entre la arena y una masa como de repostería, con movimiento propio y que permite hacer muchísimas cosas con ellas. Es algo tan extraño y curioso que no se entiende hasta que la tienes entre las manos; una sensación sorprendente parecida a la que tuve al trabajar con Jumping Clay, pero con un material mucho más divertido y cómodo.
Parece que esta arena ha sido hecha pensando completamente en los niños pequeños: no mancha ni huele mal y apenas ensucia porque los granitos de arena no se desperdigan, sino que permanecen juntos, como en una plastilina. Está fabricado con arena y conchas de mar trituradas y otros compuestos químicos que le dan esa textura y ese movimiento, por el que también se le llama arena mágica o arena lunar. Por cierto que es un material antibacterias y fácil de limpiar.
Toquitear y experimentar con la arena cinética resulta placentero para los adultos, así que no me extraña que mi hijo estuviera una hora de reloj jugando con ella el primer día que se la saqué. Y esto ha sido todo un récord para un niño pequeño que se cansa en 10 minutos de cualquier actividad, aunque sea tan divertida como pintar con pintura de dedos. Es perfecta para jugar dentro de casa (es reutilizable, por supuesto) y creo que este otoño-invierno vamos a sacarle muchísimo partido.
Le llaman también arena en movimiento, y lo es, parece que tiene vida propia. Puedes hacer figuras y jugar con moldes, por ejemplo, pero también se puede cortar con tijeras, hacer que caigan sus granos entre las manos… Simplemente dejar que se deshaga entre los dedos y ver cómo se mueve ya es divertido.
En su primer contacto con este material, mi hijo ha jugado a hacer albóndigas y a espachurrarlas con todos los instrumentos que hemos encontrado cerca: cuchillos y tenedores de plástico, el rodillo, las tijeras y otros recipientes de distintos tamaños para hacer trasvases. Por el momento, se ha centrado en jugar con esta arena como un material de cocina, haciendo tostadas, bizcochos y tartas de cumpleaños con su vela incluida para ir cortando en porciones que ha repartido entre sus padres.
Es un material único de experimentación y de estimulación sensorial. Hasta ahora, le habíamos ofrecido al peque pan rallado para jugar a vaciar y llenar distintos recipientes y jugar a hacer obras, algo con lo que ha disfrutado muchísimo. Pero me temo que desde que hemos descubierto la arena cinética ya sólo lo vamos a usar para empanar filetes.
La que he comprado yo es la Kinetik sand de Alupé, la caja de 1 kilo, una cantidad más que suficiente para un niño y para empezar a experimentar con ella. Por lo que he visto, hay distintas marcas comerciales con arenas que van desde el color de la nuestra (muy natural) hasta el blanco.
¿Conocías esta arena? ¿Qué usos le habéis dado?