En muchas ocasiones reflexionas sobre si vale la pena el esfuerzo y más cuando no ves recompensa
Siempre he tenido muy claro que cualquier periodo concluye, que le llega a su final. La juventud es limitada, ningún imperio ha permanecido a lo largo de los tiempos, la vida es finita... y este año he visto hasta como el Rey de España ha abdicado en su hijo en un alarde se sentido común poco corriente y solo a la altura de las personas inteligentes. Como ejemplo contrario esos políticos chochos que se mantienen en el escaño o puesto del cual no se despegan ni con agua caliente; mientras enfrente pisan las nuevas camadas de jóvenes políticos, que vienen sobradamente preparadas, menos contaminadas, con nuevas propuestas... y los dinosaurios al verles se agarran aun más fuerte a sus sillones, haciendo el ridículo. Pero sin duda tienen un motivo: la pasta, la guita, la plata, o la morocota... como queramos llamarle, que denominaciones le sobra.Me empiezo a ir por los Cerros de Údeba (me picó la curiosidad de la procedencia de la expresión, así que te dejo el enlace) mientras retomo la reflexión con la que inicié el escrito: ¿Me vale la pena el esfuerzo semanal y la responsabilidad de compartir conocimiento cada domingo? Es evidente que por la pasta, la guita, la plata, o la morocota... NO. Es más, me cuesta dinero. ¿Y aporta algo? Pues tampoco lo creo, existe infinito conocimiento “derramado” en internet, pero si todos nos hubiésemos limitado solo a recibir conocimiento, no tendríamos una fuente infinita de conocimiento disponible de forma gratuita en la red como tenemos ahora. Tenemos que estar orgullosos de lo que hemos construido. Me gusta siempre ver el vaso medio lleno y para llenarlo cuento las amistades que se han fraguado como consecuencia de este humilde blog y de mi Editorial dominguero. Algunas se iniciaron de forma virtual y concluyeron con un encuentro personal. A mí me basta, por encima como digo de la pasta, la guita, la plata, o la morocota... Y lo más importante es que cuando los imperios caen siempre dejan su huella, su impronta, su cultura y sus monumentos. Salvando la distancia obviamente ;)) Y poniéndome impertinente y teórico tu marca personal crece, tu prestigio en la materia, bla, bla, bla... Pamplinas, hoy estoy muy prosaico. Seguiré reflexionando, pero toda época tiene un final. ¿Tal vez unas vacaciones? Es que no he faltado ni un solo día durante años a mi encuentro y todos los imperios han caído. Gracias.
¿Hasta el próximoEditorial del domingo?Artículo: Francisco Concepción
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