Revista Cultura y Ocio

Yo sí que te pido la luna…

Por Eltiramilla

En julio se celebra en Gijón la Semana Negra, un festival basado principalmente en la novela negra que poco a poco se ha ido ampliando también a la histórica, fantástica y de ciencia ficción, donde se reúnen escritores, dibujantes y amantes de la literatura en general. Y resulta que allá por el año 2009, en el marco de esa fiesta literaria, José Antonio Cotrina presentaba La cosecha de Samhein, publicada en la editorial Yo sí que te pido la luna…Alfaguara: la historia comienza una noche de Halloween, cuando doce jóvenes de entre 14 y 15 años son llevados con engaños a una tierra mágica hasta que llegue la Luna Roja, acontecimiento que desconocen cuándo ocurrirá; además, su supervivencia en la ciudad se ve amenazada por los monstruos que la habitan. Esa fue la primera vez que oí hablar de Rocavarancolia, Denéstor Tul, Dama Serena, Héctor y los demás cosechados. En ese momento no compré el libro, pero ya tenía a Rocavarancolia susurrando en mi cabeza, y así, no tardé ni una semana en hacerlo. Nunca he agradecido tanto ese sol de justicia que hizo que me sentara bajo esa carpa justo cuando comenzaba la presentación.

La primera parte de la saga me supo a poco e hizo que necesitara leer su continuación, pero tocaría esperar ocho

Yo sí que te pido la luna…
meses para poder disfrutar de Los hijos de las tinieblas. Y, de nuevo, me supo a poco; quería más, quería el final de la saga. Y entonces, todos los lectores comenzamos a hacer cábalas: si el primer libro había salido en mayo de 2009 y el segundo en marzo de 2010, era lógico pensar que entre marzo y mayo de 2011 tendríamos en nuestras manos el ansiado desenlace. De hecho, el propio Cotrina comentó en esta entrevista que ya había terminado de escribir la historia. E incluso yo me molesté en preguntarle directamente a la editorial cuándo pensaba publicar el final, pero ésta no soltaba prenda.

En junio de 2011 nos enteramos de que Alfaguara había tomado la decisión de no publicar la última parte de la serie debido a unas expectativas comerciales que no se habían cumplido. El caso es que no entiendo cuáles fueron esas expectativas, pero lo que sí tengo claro es que El ciclo de la luna roja es una de las mejores fantasías escritas en nuestro país en los últimos años. Cuánto libro y autor mediocre hay pululando por ahí con una publicidad impresionante a sus espaldas que no se corresponde con su calidad, y para uno que destaca por su saber hacer, se le trata de esta manera. Puede que a Alfaguara no le pareciera que esta historia tenía lectores suficientes como para seguir apostando por ella, pero personalmente tengo claro que no puedo confiar en una editorial que, pudiendo barajar diferentes opciones, elige la que implica dejar colgados al autor, a la obra y a sus fieles y entusiastas lectores.

Yo sí que te pido la luna…

Como ya sabréis, esta odisea tiene un final feliz. Ante la noticia del parón definitivo de su trilogía, Cotrina se lanzó  a la búsqueda de una editorial que publicara La sombra de la luna, el título que cierra la saga, y a través de su página personal iba informando a sus lectores sobre los progresos. Y así fue como un día, de la mano de Hidra en octubre del pasado año 2011, por fin se cerró el ciclo y pudimos leer el final de esta maravillosa historia.

Por eso, en nombre de los más de diez mil lectores de El ciclo de la Luna Roja, quiero aprovechar para darle las gracias al autor por su perseverancia. Gracias, José Antonio Cotrina, por valorarnos como lectores de la mejor manera que un escritor puede hacer, luchando por publicar su obra. Y también gracias a la editorial Hidra, no sólo por hacerse cargo de una saga ya empezada, sino también por reeditar todas sus entregas en un mismo formato y darnos la oportunidad de seguir visitando Rocavarancolia.


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