Revista Cultura y Ocio

Yordano: algo bueno tiene que pasar…

Publicado el 31 agosto 2014 por Sergio_sosa @sergio_sosa

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Yordano (cuyo verdadero nombre es Giordano Di Marzo Migani), (nacido el 27 de octubre de 1951) es un músico compositor e intérprete ítalo-venezolano, nacido en 1951 en la ciudad de Roma (Italia), hijo de padres italianos y hermano del también cantautor Evio Di Marzo. Es uno de los baluartes del movimiento pop venezolano de la década de los 80, etapa sumamente prolífica en el aspecto cultural de la historia contemporánea de Venezuela. Actualmente trabaja y reside en la ciudad de Caracas, frecuente inspiración de buena parte de sus composiciones.

Yordano es un artista con los pies fuertemente afirmados en la tierra donde vive desde sus tres años de edad y en él se adivinan influencias que van desde la música italiana y los danzones del Caribe, pasando por el Rhythm and Blues y los Beatles, desde Marvin Gaye hasta Barbarito Díez, pasando por Willie Colón. Graduado de arquitecto en la Universidad Central de Venezuela, Yordano comienza su carrera como músico y compositor durante la década de los 70, pero no es sino hasta 1979 a pesar de una leve tartamudez, cuando su primera incursión en los estudios llega al público en forma de disco siendo una sensación en países de América Latina tales como Colombia, México, Ecuador, Argentina y Chile. A Manantial de corazón la versionaban en los cabarets para turistas con divisas de La Habana, y casi nadie del público sabía que la canción que los emocionaba, que cantaban a coro y que aplaudían era de un venezolano.

Ese año, junto al grupo Sietecuero, integrado también por su hermano Evio, Alberto Slezynger y otros talentosos músicos, edita su primer LP, Rojo Sangre, en el que ya se notaba su vocación por mezclar de forma natural elementos de sonidos eléctricos y acústicos que, provenientes de diversas latitudes, influenciaron al compositor. Desde comienzos de su carrera, Yordano dejó colar en su trabajo influencias del pop inglés, de géneros caribeños como el son cubano, el bolero y hasta de la balada de raíces italianas, logrando un compendio que, unido a su talento innato de compositor sensible y urbano, forjó un estilo único que aún hoy lo identifica.

En los años 80, Yordano sacó filo a su sonido, convirtiéndose en el cronista de su ciudad, Caracas, a través de canciones universales que se convirtieron en enormes éxitos masivos de la música popular contemporánea hecha en Venezuela. Su álbum epónimo, lanzado en 1984, fue un éxito comercial de dimensiones nunca antes alcanzadas por ningún artista pop venezolano hasta entonces. En este álbum resaltan algunas de sus composiciones más destacadas, como Manantial de corazón, Bailando tan cerca y Aquel lugar secreto. Sin embargo, su balada más conocida, Perla negra, llegaría de la mano del álbum Jugando conmigo (1986), obra que consagró al artista a nivel internacional y lo colocó en el pináculo del movimiento pop venezolano de los 80. Durante esta época, Yordano recibe la colaboración artística de Álvaro Serrano Calderon como productor musical en sus tres primeros trabajos, quien a su vez le hace los vientos, y de la Sección Rítmica de Caracas, Eddy Pérez guitarras, Nene Quintero percusión, Willie Croes teclados, Lorenzo Barriendos bajo y Eleazar Yanez batería, que, junto a sus otros compañeros musicales, tienen buena parte del crédito del excelente y totalmente innovador sonido del artista.

Con la llegada de los 90, Yordano mantuvo su popularidad a través de éxitos radiales, tanto propios como versiones libres de grandes éxitos mundiales, como por ejemplo Madera fina, de su álbum Finales de siglo. Sin embargo, su popularidad en esta época se afinca especialmente a raíz del éxito de la telenovela Por estas calles, cuyo tema musical homónimo está incluido en su trabajo De sol a sol (1992). La canción sonó de manera ininterrumpida durante el largo período de emisión del programa, lo cual produjo una sobreexposición innecesaria del trabajo del artista, produciendo un notorio desgaste en su ánimo y vida personal, que lo llevó a buscar nuevos derroteros musicales.

Necesitando reinventarse, Yordano cambia de disquera a mediados de esa década, compone y produce dos álbumes de tono más íntimo y minimalista que los que había presentado en la etapa previa de su trayectoria; Sabor de cayena sale a la luz en 1994 y Fiebre en 1996. Éste último fue injustamente ignorado por las radios y el público, y es lo que se podría llamar ‘el gran álbum perdido” de Yordano. Simultáneamente, las compañías disqueras venezolanas experimentan una notoria contracción, recortando costos de producción, realidad a la cual muchos artistas deben enfrentar con buenas dosis de creatividad. Durante esta etapa, Yordano arma una banda experimental, manteniendo un bajo perfil que le permite explorar más cómodamente otras tendencias musicales, como el blues, apoyado en el escenario de un local nocturno caraqueño, abierto ad hoc por el propio artista. No obstante, sigue marcando presencia pública: en diciembre de 1998, luego de romper lazos con Sony Music, se lanza a la aventura independiente sacando a la calle Noches de luna – Yordano en concierto, disco doble grabado en vivo y que incluye los mayores éxitos del artista.

Información tomada de Wikipedia.

Foto tomada del diario venezolano El Nacional.


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