Revista Diario

Yusuf no va a ir a la universidad

Por Mamaenalemania
El padre de Yusuf es turco y lleva aquí toda la vida (sin haber nacido aquí). Trabaja en una empresa instalando puertas y ventanas.
La madre de Yusuf es eslovaca. Es licenciada en psicología por una universidad pero de su país, así que, en los 10 años que lleva en Alemania, a lo más que ha podido aspirar es a limpiar casas o trabajar en el McDonald’s.
No hablan bien alemán (él mejor que ella), pero es el idioma en el que se comunican. Al niño le hablan según les dé, a veces ella le habla en eslovaco, a veces él le habla en turco, pero generalmente le hablan en alemán, ya que ninguno de los dos conoce el idioma del otro y es complicado. El alemán que oye Yusuf en su casa es, por tanto, malo.
Hasta que no cumplió 3 años, Yusuf no pudo ir a una guardería en Alemania (porque no hay en la zona para más pequeños y la del pueblo de al lado empezó a coger niños de 2 cuando llegamos nosotros, que Yusuf ya tenía 3 años y pico) y escuchar alemán de alemanes. Tampoco es que escuche mucho, la verdad, porque está rodeado de extranjeros (con su mismo nivel de alemán) y las educadoras hablan alemán de la zona, o sea Schwäbisch, un dialecto terriblemente feo e incorrecto. Vamos, como si Rosa de España resulta que se pone a dar clases de lengua castellana. A mí esto último me pone de los nervios, porque mi marido y su familia hablan Hochdeutsch (alemán estándar) y yo también y que me venga mi hijo con según qué expresión o manera de llamar a las cosas, o con frases mal construidas aprendidas de las educadoras, significa que ahí que me paso el día corrigiendo su alemán (a pesar de tener suficiente ya con ser su única fuente de español por estos lares).
El caso es que el otro día me encontré a la madre de Yusuf con un cabreo de cuidado: Su hijo no había pasado el test de aptitud para el colegio (Einschulungstest) que se les hace a todos los niños poco antes de empezarlo y por el que se determina si este está preparado para acudir al colegio normal o por el contrario deberá ir a una escuela especial (Sonderschule) durante un par de años. El test famoso consiste en una revisión médica normal y corriente y en una especie de entrevista en la que se valora el nivel lingüístico de los niños. Como he dicho, Yusuf no habla bien alemán (a pesar de ser nacido aquí) y, por supuesto, esta última parte del test acaba de determinar el resto de su vida.
Yusuf va a ir a la Sonderschule ahora durante un par años, lacra que arrastrará frente al resto de sus compañeros cuando, por fin, le permitan acudir al colegio normal. Como además en la Sonderschule estará rodeado de extranjeros como él, será difícil que su alemán mejore como debe (cosa que no ocurriría si empezase el colegio con mayoría de niños alemanes). Como además sus padres no hablan bien alemán y su contacto está limitado a otros extranjeros (no porque quieran, pero en estas zonas los que no quieren son los alemanes), no le podrán ayudar con los deberes, ni mantener una conversación normal con los profesores…
Esto significa, para horror de la madre de Yusuf (licenciada, con inquietudes intelectuales y emigrada a Alemania buscando un futuro mejor) – y mío, que me parece lo que me parece – que Yusuf, con 12 años, será apartado del instituto (Gymnasium), al finalizar el cual se hace la Selectividad (Abitur) y después, si se quiere, se va a la universidad. ¿Qué hará Yusuf a los 12 años? Tiene 2 opciones, según sus notas y apoyo en casa: La Realschule (tras la cual tendrá opción a aprender un oficio (Ausbildung) más o menos complicado, como por ejemplo, comunicación, cajero de banco, enfermero y demás) o la Hauptschule (tras la cual, las opciones de oficio a aprender se reducen considerablemente, quedando sólo cosas tipo carpintería).
En teoría, el camino no está acotado del todo. Si una persona con un bachillerato inferior decide que quiere ir a la universidad, puede matarse a estudiar unos cuantos años más, recuperar el Gymnasium entero, y hacer su Selectividad, tras la cual, puede estudiar una carrera. Esto, como os podéis imaginar, ocurre con poca frecuencia por el hecho obvio e indiscutible que uno tiene que comer y que con 20ytantos años, como no tengas una vocación y una voluntad de hierro (y una familia que te pueda apoyar un poco económicamente), no te vas a poner a sacarte el bachiller superior, la selectividad y una carrera. Así que, normalmente, ahí te quedas.
En un principio a mí el sistema de separación de bachilleres me parece lógico y útil: Si alguien no vale para estudiar (y además no quiere) y lo que quiere hacer es ser carpintero, pues mira, se ahorra años de aburrimiento supino en el colegio y además no molesta a los que sí que quieren ser ingenieros.
El problema es que este sistema propicia abusos y clasismos y no favorece nada la integración y el avance social. Los niños en una situación como la de Yusuf seguirán en profesiones (y estratos sociales) como las de sus padres y los niños de familias Assis lo mismo.
Que niños de familias normales o bien también acaben en bachilleres “inferiores” tampoco es raro. La diferencia es que ellos, quizás, no valían para estudiar (o no querían estudiar), pero las puertas (gracias, precisamente a su familia) les estarán abiertas siempre. Que niños como Yusuf que igual habrían sido estupendos médicos o ingenieros o filósofos, no vayan a poder descubrir nunca un mundo fuera de la cinta de la fábrica, me duele en el alma.
Si Yusuf hubiese ido a una guardería desde más pequeño, si las de la guardería cuidasen su lenguaje, si no le hubiesen puesto con los extranjeros desde el principio, si pudiese empezar el colegio con alemanes, si existiese apoyo y dedicación estatal para este tipo de niños, si sus padres pudiesen tener relaciones normales con alemanes (y Yusuf jugase con los hijos de estos), igual Yusuf dentro de unos años sería un alemán de primera. Pero Yusuf, como muchos otros, será siempre un alemán de segunda, y pasará a relevar a sus padres en esa clase de la que no saldrán nunca.

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