Llegan por fin las primeras películas sobre la revolución árabe. Y al igual que México había celebrado su Revolución histórica con un conjunto de cortometrajes de los mejores realizadores del país, los egipcios han decidido hacer lo mismo con su revolución contemporánea: diez historias, dos días de rodaje como máximo, cámaras digitales y presupuesto cero. Un verdadero desafío del que han salido airosos.
El 25 de enero de 2011, llamado el Día de la Ira, las calles del país se llenaron de manifestantes, inspirados por la revolución tunecina, para denunciar la corrupción, las condiciones de vida y la corrupción generalizada de un presidente, Hosni Mubarak, que llevaba casi 30 años haciendo de las suyas. 18 días fueron suficientes para que Mubarak dimitiera el 11 de febrero, de ahí el título de la película.
Cada director, Sherif Arafa, Khalam Abou Zikry, Marwan Hamed, Mohamed Ali, Sherif El Bendary, Khaled Marei, Mariam Abou Ouf, Ahmad Abdallah, Yousry Nasrallah y Ahmad Alaa, ha elegido su particular punto de vista para hablar de estos momentos históricos que han cambiado la historia de su país.Algunos han optado por la realidad cruda y dura de la revolución: en Redención, varios internos de un hospital viven estos acontecimientos encerrados en un mismo espacio y con ideologías muy diferentes; tanto en Criatura de Dios como en Interior/Exterior, Los pasteles de la revolución o Archarf Serbeto, las manifestaciones inciden de forma directa en la vida de los protagonistas que participan, activa o pasivamente, en ellas, ya sea una pareja burguesa o un peluquero o un sastre que se quedan aislados en sus negocios en medio de la represión policial.Quizás por la proximidad de los acontecimientos, los cortometrajes que utilizan la metáfora son los más conseguidos. En especial, en Toque de queda o la epopeya de un abuelo que intenta llevar a su nieto al hospital porque cree que se han tragado el capuchón de un bolígrafo o el espléndido Cuando llegue el diluvio, la impertinente peripecia de un pobre vendedor ambulante con un importante stock de banderas con la efigie de Mubarak.
Un film lleno de esperanza, ilusión, crítica y sentimientos. Una propuesta fresca que confirma que dos semanas y media pueden acabar con un tirano. Cuando la contestación de los indignados ha sobrepasado las fronteras españolas para instalarse en medio mundo, lo mejor de esta película es que no recuerda que hasta lo más inimaginable puede convertirse en realidad.