5 mitos sobre el vino

El mundo del vino no solo está lleno de buenos caldos e infinidad de curiosidades como ya hemos visto. También de algunos mitos y de cierta confusión en torno a aspectos tan básicos como su conservación, degustación o maridaje. Falsas creencias que en muchos casos pueden llevarnos a cometer errores y que no disfrutemos de un vino como se merece.

En esta entrada queremos mostrarte la verdad y nada más que la verdad [¡Lo juramos!] de una forma amena y cercana acerca de los mitos que suelen circular sobre el vino y que seguro habrás escuchado en más de una ocasión.

1. El vino tinto para la carne y el vino blanco para el pescado

Es quizás el mito más generalizado de todos, una regla básica por lo que asociamos el vino tinto a las carnes rojas y el vino blanco a los pescados, sin embargo esto no es así. La degustación de un vino en combinación con cualquier alimento puede manifestar infinidad de matices tanto en el sabor como en los aromas. El sabor de una carne puede variar enormemente si va a acompañada o no de una salsa y del tipo de salsa, por lo que se trata en cada caso concreto de buscar el equilibrio entre ambos o por el contrario un contraste.

En este blog hemos hablado largo y tendido sobre maridajes y encontrarás gran cantidad de platos y vinos con los que disfrutar en cualquier ocasión.

2. El vino siempre mejora con el paso de los años

Otra afirmación errada, pues no se puede generalizar que todos los vinos ganen con el tiempo ya que ninguno es igual a otro desde la propia uva, al proceso de elaboración y posterior envejecimiento. Generalmente, los vinos de mayor graduación, con muchos taninos y con un envejecimiento prolongado en madera, pueden no solo aguantar sino mejorar con los años, unas condiciones que solo cumplen un reducido grupo de elegidos. En caso contrario lo más probable es que el vino se vuelva rancio, se avinagre y poco más podrás hacer con él.

3. El vino con Denominación de Origen es de mayor calidad

Como ya vimos anteriormente, que un vino pertenezca a una determinada Denominación de Origen solo significa que para su elaboración se han seguido una serie de requisitos establecidos por el Consejo Regulador al que pertenece según su ubicación geográfica.

Dicho esto, existen muchas bodegas que por decisión propia elaboran sus vinos sin ligarse a una Denominación de Origen concreta con el fin de poder experimentar y obtener mejores caldos sin las restricciones que pueda imponer el Consejo Regulador. Hay excelentes vinos sin denominación de origen y vinos de la tierra con los que sin duda disfrutarás de una grata experiencia.

4. El vino, cuanto más caro, de mayor calidad será

Otra regla que tampoco debe tomarse al pie de la letra, el precio no debe considerarse nunca el indicador principal para estimar el valor de un buen vino. A la hora de establecer el precio de una botella de vino intervienen multitud de factores tanto funcionales (elaboración, envasado, distribución…) como otros más complejos (diseño, marca, enólogo…), cuya interpretación pueden incrementar el precio a un nivel que no se corresponda con la calidad en sí del vino. Existen en el mercado multitud de vinos por menos de 10€ con un gran reconocimiento por parte de organismos como Robert Parker o la Guía Peñín.

5. El vino que contiene impurezas no está bueno

Ni caso. Si al descorchar una botella de vino observar que contiene sedimentos, no tienes de qué preocuparte. Es totalmente normal que durante la elaboración y envejecimiento del vino se formen una serie de sedimentos, no olvidemos que se trata de un producto totalmente natural. A pesar de que los vinos suelen ser filtrados en las bodegas para eliminar la mayor parte de estas impurezas, siempre puede quedar una mínima presencia en el fondo de la botella, sin embargo no tiene por qué ser obligatoriamente perjudicial, en muchos casos incluso todo lo contrario.

Si necesariamente queremos optar por separar los sedimentos del líquido podemos hacerlo fácilmente en casa gracias a un decantador y problema solucionado.