Hoy no te traigo una receta en sí, si no un consejo que me vas a agradecer: Aceite de oliva: el secreto para que tus frituras sean perfectas
Reconozco que una buena fritura me pierde.
Un pescado frito puede ser un auténtico manjar y yo he encontrado la forma de que salga perfecto.
Una harina especial para fritura, de molienda “gorda”, y aceite de oliva virgen extra, variedad picual o cornicabra, hacen que un pescado frito se convierta en un plato irresistible.
¿Quieres saber por qué?
- El aceite de oliva es la grasa que mejor aguanta las altas temperaturas sin degradarse, pudiendo freír a 180 grados hasta llegar a su punto de humo.
- Además, una vez frito, cuelas el aceite y puedes reutilizarlo entre 6 y 8 veces más sin que humee, por lo que cunde mucho más que cualquier otra grasa.
- Cuando fríes en aceite de oliva, se forma una película alrededor del alimento que impide que se absorba más grasa de la necesaria, a la vez que preserva la humedad del producto. Por lo tanto, tus fritos quedan más crujientes y jugosos, y sin esa textura grasienta que aportan otras grasas. Se debe a su alta densidad, que lo convierte en casi impenetrable. Puedes comprobarlo cuando al calentarlo, éste “crece”, es decir, aumenta de volumen.
- Hay quien dice que aporta demasiado sabor a aceite. Es cierto que hay variedades como picual o cornicabra, que su amargor es un poco más alto que el resto, y que ciertos alimentos pueden amargar un poco en la primera fritura en la que utiliza, no así en las siguientes.
Para eso mi madre tenía un truco que siempre utilizaba: cuando ponía el aceite nuevo, echaba un trozo de pan, un casco de cebolla, una cáscara de limón o un diente de ajo, dependiendo si quería o no darle sabor.
De esa forma, esa primera fritura quitaba todo el amargor del aceite de oliva virgen extra picual. A eso lo llamaba “desahumar” el aceite, pero si utilizas un aceite de oliva (no virgen, ni extra) no vas a tener ese problema. Aunque te soy sincera: a mí me encanta el pescado con él porque realza su sabor.
Si fríes patatas o algún dulce, prueba este truco y verás cómo no amarga.
Seca bien el alimento a freír, para que no salpique ni le de humedad al aceite, porque el agua también aumenta el poder de degradación.
Ponerlo a 170 o 180 grados e ir echando el pescado o cualquier producto, en pequeñas tandas, hará que no baje demasiado la temperatura y salga perfecto.
Escurre en papel absorbente, añade sal, y disfruta de un frito “tieso”, crujiente y jugoso.
Y si es con virgen extra, también será el más sano, ya que todos los componentes saludables del aove se transfieren a los alimentos.
¡Prueba y verás como tus fritos están mucho más ricos!
Ahora ya sabes mi secreto: Aceite de oliva: el secreto para que tus frituras sean perfectas
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Si quieres comprobar mi consejo, puedes preparar estos deliciosos Buñuelos de bacalao, esponjosos y crujientes. Las habicholillas (judías verdes) tiernas rebozazas te van a encantar, y si te gusta el adobo, mi madre hace unos Boquerones adobados, que ¡se comen solos!
Pero no te voy a engañar, los frutos de sartén son mis favoritos, como estas crujientes Flores, o los socorridos Papajotes , que se preparan en un santiamén, o los Roscos fritos de Sierra Mágina, que desaparecen antes de llegar a la mesa.
En mis índices de dulces y salados, tienes muchas más recetas y preparaciones donde la fritura es la base para que puedas lucirte con tus platos.
¡QUE APROVECHE!
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