Hay muchas razones que me llevan a tener la actitud que tengo sobre mi transparencia en relación con nuestros proveedores.
Primero, no es correcto en un sector como el nuestro ocultar información de un proveedor por no querer que nadie más lo conozca. Esto es anti-ético (y también respetable, desde cierta perspectiva de negocios) pues los clientes tienen derecho a saber de dónde vienen sus alimentos etiquetados como orgánicos en un menú.
Partiendo de aquí, hay otros temas importantes para mí:
Yo, como empresaria, debería de estar orgullosa de mis proveedores; debería darlos a conocer entre la gente, para fortalecer la confianza y la tranquilidad sobre el origen de la comida. No hay ninguna pena en esto.
Creciendo la empresa, crecen sus proveedores y se consolidan las alianzas entre pequeños productores que tanto necesita la economía nacional. Pensar en sí mismo y no visualizar el panorama general y a largo plazo no conduce a ninguna parte.
El sector orgánico es uno en crecimiento en nuestro país; cada día hay cientos de empresas nuevas que comercializan productos ecológicos o que los distribuyen. Muchas iniciativas llevan años tratando de llegar a un consumidor final y no han tenido las oportunidades o las herramientas para hacerlo.
Me preguntan siempre nuestros clientes: cómo sabes qué tus productos son orgánicos y es curioso que yo nunca me he planteado la pregunta o he dudado de quienes colaboran con la empresa. La respuesta a esta pregunta no puede ser más sencilla: conozco a mis proveedores y los visito siempre que puedo. No parto de la duda, parto de la confianza.
Hay que exigir a las empresas que están relacionadas con la venta de productos orgánicos que nos digan de dónde vienen sus productos. Al exigir nos convertimos en consumidores conscientes y hacemos que otras personas reparen en esto.
Así que, cuando termine mi lista de proveedores, la haré pública y así todos podrán conocer de dónde vienen muchos de nuestros alimentos.
No se trata sólo de un acto honesto, sino de respeto hacia la gente que cree en nosotros y que tiene derecho a saber de dónde vienen sus alimentos.
Yuny Legorburo
Propietaria Café Ruta de la Seda