¡Hola, amig@s!"All true histories contain instruction, though, in some, the treasure may be hard to find, and even found, so trivial in quantity, that the dry, shrivelled kernel scarcely compensates for the trouble of cracking the nut. Whether this be the case with my history or not, I am hardly competent to judge. I sometimes think it might prove useful to some, and entertaining to others; but the world may judge for itself. (...) Shielded by my own obscurity and by the lapse of years, and a few fictitious names, I do not fear to venture; and will candidly lay before the public what I would not disclose to the most intimate friend."
Si creemos a pies juntillas las palabras de la narradora protagonista, Agnes Grey no sería considerada una novela de ficción sino la transcripción de un diario personal. En este primer párrafo parece establecerse que lo que estamos a punto de leer son hechos reales y autobiográficos que se muestran al lector con una finalidad instructiva y moralizante. Pero no nos engañemos, ese recurso ya había sido empleado con anterioridad para dar mayor cercanía a la historia, aunque sí es verdad que las similitudes entre la realidad de Anne Brontë y las vivencias de Agnes Grey son abundantes: situación familiar, hermanos, fechas, número y carácter de las familias para las que trabajó,... Pero aún así es necesario tener presente que nos hayamos ante una novela de ficción... y de alto valor artístico.
Quizá Anne Brontë no haya sido una innovadora en el tema y la estructura como su hermana Emily- autora de Wuthering heights- o en la intención y el suspense como Charlotte- autora entre otras de Jane Eyre- pero sí debemos reconocerle a Anne la originalidad en el material utilizado y en el tono didáctico de la historia. Evidentemente en Agnes Grey no encontraremos la pasión arrebatada, ni el ambiente gótico, ni los secretos, ni los elementos románticos que pueblan las historias de sus hermanas, la obra de Anne es más sobria y simple, más contenida, más realista, sin adornos ni "soft nonsense" (dulces ñoñerías).
Las hermanas Brontë pintadas por su hermano Branwell (Anne, a la izquierda)
Agnes vive con su familia de clase media, sus padres y su hermana mayor María. Su padre es clérigo y su madre, que pertenecía a un nivel social superior al de su esposo, es una mujer vital, enérgica y de carácter. Viven felices y en armonía hasta que una inversión fallida hace que la situación económica de la familia se vea seriamente afectada. Tras la oposición familiar inicial, finalmente Agnes logra que se le permita trabajar de institutriz- le gustan los niños y se ve capaz de desempeñar correctamente su trabajo- y se instala con su primera familia, los Bloomfield, que no resultarán lo que ella esperaba y con los que no logra encajar. Luego vendrán los Murray, de mayor rango. Allí conocerá a Edward Weston, cura ayudante del vicario de la localidad. El ostracismo en el que vive con los Murray se hace evidente. Rosalie, la coqueta hija mayor de la familia, no le pondrá las cosas nada fáciles... La vida no parece sonreírle precisamente.La estructura de Agnes Grey es simple, siguiendo el orden cronológico de los acontecimientos y sin digresiones de ningún tipo, y el lenguaje es sencillo, con no gran abundancia de adjetivos. Los personajes son descritos tan solo físicamente; de su carácter y personalidad apenas se dice nada. Sus actos hablan por sí solos.
La narración, por otro lado, es pausada con detalles pormenorizados de la tareas de Agnes en su ardua e ingrata labor como institutriz. Y es que lo que en la historia se nos muestra es la lucha de una mujer instruida a la búsqueda de su realización personal y profesional y de su independencia. Y esta perspectiva feminista- sí, feminista, que no se asuste nadie, que parece que últimamente la palabra asusta e incluso algunas mujeres, increíble y vergonzosamente a mi entender, reniegan de ella- le da un valor añadido a la novela. Recordemos que fue publicada en 1847, en un tiempo en que se decía...
La vida de la institutriz que nos presenta Anne Brontë en esta novela se acerca más a la realidad que la de, por ejemplo, Charlotte en Jane Eyre. Jane Eyre llega a Thornfield Hall para trabajar como institutriz de una niña, que resulta ser cariñosa y educada, es tratada con respeto por la servidumbre y se enamora, y es correspondida, por el amo de la casa. La realidad era bien distinta... y Anne Brontë Grey nos muestra el lado más triste."La teoría de 'la vida civilizada' sostiene que a las mujeres de las clases altas y medias las mantienen o sus padres o sus maridos. Todas nuestras leyes están estrictamente establecidas de acuerdo con esta hipótesis; todas nuestras costumbres sociales se adhieren a ella de manera más estricta todavía. No hay espacio en nuestro marco social para cualquier otra idea."
Marcapáginas 185
(Ésta es la edición que he leído, la de Wordsworth Classics)Recordemos que en 1850 se calculaba que había unas 25.000 mujeres como institutrices en Inglaterra. Eran damas de clase media-alta, educadas e instruidas, que por reveses de la fortuna se veían en la necesidad de ofrecer sus servicios como institutrices. Estaban normalmente mal pagadas, eran despreciadas e incluso humilladas por sus empleadores- familias en ciertos casos del mismo nivel social pero con mayor riqueza- vivían alejadas de sus familias, sin amigos... No era desde luego una situación muy apetecible, pero pocas eran las posibilidades respetables que se le ofrecían a una mujer soltera y sin recursos en la época.
Y ya voy concluyendo- con el tema de las institutrices continuaré en la reseña de Jane Eyre- recomendándoos que le deis una oportunidad a Anne Brontë, injustamente siempre a la sombra de sus hermanas. Tiene méritos para brillar con luz propia. Una lástima que la tuberculosis acabase con su vida con apenas veintinueve años. Tenía un gran potencial como escritora y todavía mucho por contar...
¡Gracias por vuestros comentarios! Nos leemos...