Ingredientes:
- Alcachofas.- Berenjenas.- Setas.- Harina de freír.- Huevo.- Aceite de oliva.- Agua.- Sal.- Ajos.- Perejil.- Limón.
Elaboración de las alcachofas:
Comenzamos limpiando las alcachofas del modo que ya os indiqué en la anterior receta de alcachofas rellenas. En esta ocasión ya desprovistas de hojas exteriores duras y de sus puntas, las cortaremos por la mitad, sumergiéndolas acto seguido en agua preparada con bastante perejil y algunos gajos de limón, que esta vez no molestan al no importar que se modifique el sabor.
Ponemos agua en una cacerolita, suficiente para cocer las alcachofas, y antes de que llegue a calentarse diluimos una cucharada de harina de trigo (ayuda a que no ennegrezcan) y otra de sal. Cuando hierva echamos las alcachofas y las mantenemos durante 20 minutos.
Escurrimos, ya cocidas, y las pasamos primero por huevo batido y después por harina.
Freímos en aceite caliente y las giramos durante el proceso a fin de que se hagan por los dos lados. Las pasamos a un plato con papel absorbente y servimos calentitas.
Elaboración de las berenjenas:
Quitamos la piel a las berenjenas (las ralladas son mejores para las frituras porque se empapan menos de aceite), y las cortamos en dados gruesos. En un bol las rociamos de sal, y ahí las dejamos una hora aproximadamente. Después las lavamos y escurrimos.
Emborrizamos y sacudimos en un colador el exceso de harina y vamos friendo de pocas en pocas (es la técnica para que el aceite no se enfríe demasiado y con ello al perder calor la berenjena tiende a coger aceite). Escurrimos sobre papel absorbente y servimos también calientes.
Elaboración de las setas:
Limpiamos con un paño las setas (no las mojéis porque cogen mucha agua y ya no las podéis asar, las cocéis) y le quitamos si tienen alguna pajita o tierrecilla. Picamos abundante ajo y perejil menuditos y reservamos.
Ponemos una sartén al fuego con una cucharada de aceite y cuando comience a humear echamos las setas y las giramos también por el otro lado para que se hagan bien (es suficiente con volverlas una vez). Las retiramos a la fuente de servir.
En otro poco de aceite, si no ha quedado ninguno en la sartén, doramos el ajo y el perejil (sin quemarlos) y volcamos sobre las setas que ya habremos salado discretamente.
Esta receta última se la dedico a Juan José y Juana Mari (a quien no le gustaban las setas) con el deseo de que las cocinen muuuuuuuuchas veces.