En el artículo anterior desarrollamos sobre que debe tener en cuenta la escuela para un aprendizaje de tipo integral y multidimensional considerando al educando como una persona psicofísico espiritual. Este aspecto abarca al educando como ser-en-sí. Pero, hay otras dimensiones dentro de la realizad humana que hay que incluir para un proceso de enseñanza-aprendizaje multidimensional: considerar al educando como ser-en-el-tiempo. Y en este vivir en el tiempo el educando en comunión relacional posee una historia y es capaz de realización.
II. El educando posee una historia y es capaz de realización[1]
Otro aspecto importante a considerar es que somos seres históricos y capaces de realización. El educando no es algo ya hecho, como algo dado sino una posibilidad de realización. Y esto se debe a su historicidad. Estas características son importantes para la educación. Si no tenemos una capacidad de realización a través del tiempo no podemos educarnos.
La historicidad del educando no es solo tener en cuenta su historia pasada sino, también, su proyección futura: su vocación.
No podemos educar sino conocemos al educando, su vida: debilidades (problemas, sufrimientos y angustias) y fortalezas (talentos, habilidades y aptitudes). Debemos sanear las primeras y fortalecer las segundas.
- Educar para asumir que soy Yo por mis decisiones ante las circunstancias: historia personal.
El educando es un "ser en devenir": está en marcha. Esto es esencial en nuestro existir. Ser-en-el-tiempo quiere decir intrínsecamente temporal, desplegándonos entre un "antes" y un "después".
Este antes y este después no se mide como el reloj, depende de cómo lo vivamos: inquietudes, objetivos, anhelos, nuestros proyectos de vida, nuestro sentido de la vida.
Esta realidad nos hace personas en continua situación de decidir, de autodeterminarnos. Somos seres-en-constante-decisión. Aunque no queramos hacerlo lo estamos haciendo ya que esta es nuestra situación existencial.
Yo ahora soy lo que soy por mis decisiones ante las circunstancias, pero podría ser de mil maneras diferentes, pero en el fondo sería Yo mismo. Ortega y Gasset decía "Yo soy yo y mis circunstancias"[2]
El hombre está siempre motivado desde el pasado que se hace presente mediante el recuerdo y proyectado hacia un futuro cargado de esperanzas.
Nuestra historia es una historia-con-otro. La historia-con-otro forja la cultura de un pueblo y nos vincula con el tú del pasado que me enriquece.
"Viaje a mi historia" es una guía que ofrece a los educadores herramientas y recursos para desarrollar el trabajo de reconstrucción de la historia de vida de nuestros educandos. Es importante que a muchos educandos con situaciones de vida conflictivas se les dé la oportunidad de tratar sus orígenes, se les explique de la manera mejor posible por qué han llegado a esa situación y cuál va a ser su futuro. En definitiva, ayudarles a reconstruir la historia de sus vidas registrando hechos y acontecimientos significativos acerca de sí mismos, de sus familias de origen y del lugar y las personas con las que viven; hechos y recuerdos de sus orígenes y de cómo eran en el pasado; de cómo son en el presente, de cuáles son sus gustos, temores y aspiraciones, y de los cambios que se están produciendo en sus vidas y que les afectan de manera directa.
Esta guía proporciona información, orientaciones prácticas y recursos para que los docentes puedan acceder a la información básica sobre el trabajo de historia de vida.
Descargar:
Además:
- Enseñar al educando que es un ser con capacidad de realización: vocación.
Cada educando es único y se va haciendo más único por su capacidad de realización. Su naturaleza es como "el diario íntimo", pero vacío que debe llenar sus hojas cada día. Se presenta como una tarea, una llamada, una vocación.
No se aprende solamente contenidos conceptuales y procedimentales, sino que también se aprende a aceptar su pasado, se aprende de las posibilidades que le da la escuela en comunión con otros para proyectarse en el futuro. La escuela corrige defectos de una historia personal pasada al orientar el presente del educando y lo acompaña para que sepa caminar por sí mismo en futuro de su vida.
La educación educa en valores, aquellos que hacen a la su propia realización personal como los que afianzan la relación comunitaria.- La educación incluye los contenidos adquiridos, sus valores y riquezas personales como trampolín para adquirir los nuevos contenidos orientados a su realización personal.
- Entre los conocimientos básicos con los específicos orientados al futuro laboral y a su vida personal y comunitaria.
La educación respeta su historia pasada para construir su presente y forjar su futuro.
- Entre lo que el educando necesita ahora, considerando su historia, en vista a su futuro.
- La escuela educa las consecuencias de su pasado, utiliza las riquezas adquiridas anteriormente. Lo bueno y lo malo lo toma, lo malo para corregirlo y lo bueno para incrementarlo.
- La escuela educa partiendo de sus conocimientos actuales, de sus motivaciones y actitudes presentes.
- La escuela educa mirando el futuro del educando, lo que pretende como persona y ciudadano. Cada docente planifica con determinados objetivos a alcanzar, con determinadas expectativas de logro.
Ver:
- Enseñar al educando para que descubra el sentido de su vida.
El sentido de la vida difiere de una persona a otra. Por eso, lo que importa no es el sentido de la vida en términos generales, sino el significado concreto de la vida de cada educando en un momento dado. No deberíamos buscar un sentido abstracto a la vida, pues cada uno tiene en ella su propia misión que cumplir; cada uno debe llevar a cabo un cometido concreto, su vocación.
Por tanto ni puede ser reemplazado en la función, ni su vida puede repetirse; su tarea es única como única es su oportunidad para instrumentarla.
Como quiera que toda situación vital representa un reto para el educando y le plantea un problema que sólo él debe resolver, la cuestión del significado de la vida puede en realidad invertirse. En última instancia, el educando no debería inquirir cuál es el sentido de la vida, sino comprender que es a él a quien se inquiere. En pocas palabras, a cada persona se le pregunta por la vida y únicamente puede responder a la vida respondiendo por su propia vida; sólo siendo responsable puede contestar a la vida. De modo que el "sentido de la vida" es la esencia íntima de la existencia humana está en su capacidad de ser responsable.
Los seres humanos somos sujetos históricos, tenemos la capacidad de hacernos, construirnos y de hacer y rehacer permanentemente la sociedad. Vivir es hacerse, construirse, soñarse, inventarse, llegar a desarrollar todas las potencialidades. En la actualidad, el conformismo, el gregarismo y la imitación se imponen a través de la publicidad, el consumo y los medios de comunicación. Se hace lo que hace la mayoría, lo que nos indica que hay que hacer. No hay metas, objetivos, sueños, ideales, proyecto. Por eso, es objetivo de la educación es orientar al educando a una vocación de los seres humanos como constructores y transformadores del mundo.
La tarea esencial de la educación es recuperar su misión humanizadora, orientada a formar sujetos autónomos y ciudadanos de la nueva sociedad. Se trata, en consecuencia, de la creación continua de una nueva manera de ser persona.
El ser humano se humaniza humanizando el mundo. La formación de la dimensión histórica supone garantizar las competencias esenciales para que los educandos sean capaces de leer críticamente las historias oficiales organizadas en torno a héroes y batallas que ocultan la vida, los esfuerzos y el hacer histórico del pueblo. Competencias para que se asuman como sujetos históricos, conscientes de su propia singularidad y de su propio estar en el mundo, pertenecientes a una familia y un pueblo determinado que deben valorar. Competencias para que sean capaces de recuperar la memoria histórica y se asuman como constructores de una historia siempre inacabada y se comprometan con entusiasmo y esperanza en la gestación de una sociedad igualitaria y participativa.
El desarrollo de la dimensión histórica implica una pedagogía de la identidad y de la realización. Pedagogía que, en palabras de Mounier, despierte el ser humano que todos llevamos dentro, nos ayude a construir la personalidad y encauzar nuestra vocación en el mundo. Se trata de provocar la libertad de pensamiento y de expresión, y la crítica sincera, constructiva y honesta. Esto implica ayudar a cada educando a conocerse, valorarse y emprender el camino de su propia realización, lo que postula tiempos y espacios para el silencio, la reflexión y el cuestionamiento personal. Implica también conocerse y valorarse como parte de un pueblo, de un país, del que hay que recuperar la memoria histórica que posibilite una mejor comprensión del presente para la invención del futuro. La historia deja de ser un mero recuento de héroes y batallas, para pasar a ser la historia de un pueblo que camina en busca de su propia identidad.
Esta perspectiva histórica que busca la propia identidad, no puede dejar de lado la perspectiva cultural, como sistema de significación y comprensión de la misma. Al decir " pedagogía de la identidad", estamos indudablemente aceptando que existe una pedagogía de las formas culturales en donde se forja la identidad. Si el concepto "cultura" nos permite equiparar la educación a otras actividades culturales, el concepto "pedagogía" permite que se realice la operación a la inversa, es decir, las otras actividades culturales son también pedagógicas. Por lo tanto, lo cultural se vuelve pedagógico y la pedagogía se vuelve cultural.[4]