Avellaneda no está pasando su mejor momento. En absoluto. Sus dos equipos están en una etapa de vacas flacas: Independiente, situado en medio de una etapa de reconstrucción profunda, y Racing, que, casi como de costumbre, insinúa muchísimo más de lo que concreta.
Primero pasemos por Bochini y Alsina. Se intuía que el “Rojo” no estaba para hacer una campaña de campeón. La situación económica dejada por la administración de Julio Comparada fue desastrosa, haciendo que el nuevo presidente, Javier Cantero, se vea obligado a tener manejos más austeros. De hecho, el único refuerzo de jerarquía fue Ernesto Farías. Pero casi nadie esperaba que tanto en puntos como en goles estén en cero.
No solo eso, el funcionamiento del equipo deja mucho que desear. El entrenador Ramón Díaz aún no pudo encontrar la formación base, al punto que el sábado pasado mandó al banco a Patricio Rodríguez, quien, a pesar de no ser el mejor jugador del equipo, podía aportar algo más que algunos de sus compañeros. Por ahora, es apoyado por Cantero, aunque más por motivos económicos que futbolísticos, ya que, si lo llegase a despedir, tendría que indemnizar al DT riojano.
El otro foco se encuentra a pocas cuadras del “Libertadores de América”, más precisamente en Mozart y Corbata, donde se encuentra el “Cilindro”. Estadio que fue testigo de la inesperada derrota frente al alicaído Banfield por 2-1. Derrota que mostró a un Racing que no sabe a lo que juega, más allá de que, casi como de costumbre, era candidato en la previa del torneo.
No sólo el juego no es el mejor, sino que el ánimo es casi idéntico al nivel mostrado por la “Academia en sus 270 minutos de fútbol. Eso se ve reflejado en tres postales: 1-La decisión de relegar a Claudio Yacob, quien era el capitán. 2-La expulsión de Teófilo Gutiérrez (otra actitud infantil suya más, y van…). 3-El desafío del entrenador Alfio Basile a los hinchas que lo insultaban.
Los dos grandes de Avellaneda tienen varios problemas. Algunos son parecidos, otros bien distintos. Pero no queda duda que Independiente y Racing están divididos por la infelicidad.