Se inició una nueva temporada de "En su propa trampa" en la televisión chilena, un programa de mucha audiencia donde un periodista busca a estafadores, mendigos y síquicos para hacerlos caer en los engaños que el equipo periodístico hace. En general es muy divertido ver a delincuentes que roban bicicletas que se desarman, estafadores descubiertos por musculosos y chamanes que están dentro de casas embrujadas. La parte patética del programa es cuando sale el periodista justiciero a encarar a los estafadores, mendigos o síquicos, con un aire de superioridad moral. En ese momento detesto el programa, principalmente porque desconfío de cualquiera que tenga esa actitud de juicio sobre otras personas. Ahora que los héroes del panteón de la bondad han ido cayendo desde la política, la curia y el arte. La desconfianza se va adueñando de nuestro cotidiano y en momentos nos empieza a invadir la paranoia. Por ejemplo en en el baño del cine escuchaba que un padre le decía a un hijo que no tocara la cadena de la taza porque estaba con infecciones, como si no hubiera después lavamanos y jabón en el mismo lugar, sentí que se criaba a otro de los tantos niños desconfiados que ahora abundan en nuestras sociedades. Al final no sabemos que es lo que se esconde bajo las puertas de cada casa en las personas que creemos correctas y buenas.
Pero en El Palle todo parecía tranquilo hasta que comenzarona a aparecer cuerpos descuartizados por las calles, el corte era especial parecía hecho con algún elemento ceremonial de las culturas mochicas del antiguo Perú y el encargado de la investigación es el capitán Percy Corso (José Luis Ruiz Barahona) junto al Faurra (Gilberto Torres), partiendo por el museo ambos policías llegan hasta la clase del profesor Pinto (Gianfranco Brero), su explicación de como se hacía la decapitación comenzó a levantar sospechas, en especial después de ver el tipo de cortes que las cabezas abandonadas presentaban. El pueblo peruano es demasiado tranquilo para que empiecen a pasar cosas del estilo de lo que se relata... cuando todos se conocen cuesta creer que esos horrendos crímenes pasen cerca de donde uno vive.
Con tanta muerte los forenses han encontrado más trabajo, por lo cual llega la doctora Marina (Ana Risueño), una peruana que de tanto vivir en España se le pegó su acento. Para el capitán la llegada de una mujer distinta le va cambiando la monotonía de un pueblo en que todos las personas son conocidas en lo bueno y en lo malo. Así como Gino (Diego Bertie), el hijo del alcalde (Jorge Rodríguez Paz) que tenía su propio panteón de las mujeres de Palle con las que se había acostado y la venia del poder que le daba cierta impunidad por la presión de su padre. En ese ambiente se mueve Percy entre su perro, Gino, el Faurra, el alcalde y ahora Marina. Una mujer llena de pasión pero también de misterios, así como ama intensamente desaparece en sus propias contradicciones.
Entre sacrificios que parecen ceremoniales, el uso de instumentos arqueológicos parecían dar por sentado que el asesino es el profesor, así el ambiente y la mente de Percy comenzó a caldearse lleno de perturbaciones, presiones y desengaños amorosos, tiene que empezar a aclarar su vida, en primer lugar detener al profesor por sospechoso para que confiese, el brilloso pueblo peruano ahora comienza a convertirse en noche, en la oscuridad de la celda, en la mira voyerista de la pasión ajena, en la muerte accidental y en la negligencia alcohólica... La historia se mueve entre el ambiente perturbado de un policía y la verdadera realidad. Ninguna de las dos cosas es cierta al final... por eso se convierte en una de las grandes películas de Lombardi que hay que tratar de ver.
Saludos a todos.
Bonus Tracks
1.- Película en IMDB
2.- Comentarios en Filmaffinity
3.- Bajo la piel en Wikipedia
4.- Trailer