Cada mañana, mientras desayuno, me dedico a echar un vistazo al móvil: reviso mails, whatsapps, mensajes privados o en publicaciones tanto en Instagram como en Facebook..., y una vez que he hecho esto, si es fin de semana (en mi caso, entiéndase domingo y lunes), publico la foto de una tarta bonita para desear un feliz día a quienes siempre estáis ahí detrás apoyándome, ya sea de forma física o virtual. Pues bien, esta mañana, mientras redactaba el susodicho post, he sido verdaderamente consciente de que estamos a dos de septiembre, de que el verano se ha esfumado, de que en nada estaremos con la mente en Navidad y de que en menos de quince días volveré a nadar en la piscina climatizada con su horario habitual y, en consecuencia, la tienda la volveré a abrir en horario de mañana y tarde.
Ha sido asombroso lo rápido que se me ha pasado agosto, especialmente. Lo cierto es que ha sido un mes de locura. Os lo comentaba en el post de esta mañana en Instagram y lo repito por aquí: no creo exagerar si afirmo que se ha tratado de uno de los meses con más cantidad de trabajo a lo largo de estos casi dos años (sin tener en cuenta la época navideña, claro está). No dejo de flipar con la buena acogida que ha tenido mi pastelería. ¡¡¡Inmensas gracias a todos!!! Y quizá por eso se me ha escapado entre los dedos sin darme cuenta. ¡Si no me ha dado apenas tiempo ni de quejarme del calorazo insoportable! ^_^Y dicho esto, vamos con la receta, que como os anuncio en el título, se trata de la del bizcocho más fácil que os podáis encontrar. Necesitaréis tan solo 5 ingredientes que todos tenemos en casa, y su elaboración es simplísima: batir ligeramente todo el conjunto y al horno con ello. Es la del bizcocho de leche condensada. Un pastel ideal para quienes os guste disponer de un bizcocho casero recién hecho para el desayuno o la merienda, así como para aquellos que os estéis iniciando en la cocina o la repostería. La miga es un pelín más densa que la otras masas más aireadas, aunque se mantiene tierna varios días si lo conservamos bien tapado con film (aunque estoy plenamente segura de que volará en dos días). Y su sabor no puede por menos que recordarme a aquellos que horneaba mi madre cuando yo era niña.
La receta la he copiado descaradamente del blog Food and Cook by Trotamundos, quien, a su vez, la había copiado de la receta que venía en el propio bote de leche condensada La Lechera. Por mi parte, tan solo me he concedido la licencia de agregarle unas chispitas de ralladura de limón y naranja para aportarle el mismo aroma de aquellos bizcochos que se horneaban en mi casa los domingos.
Espero que os guste y lo pongáis muy pronto en práctica, porque es facilísimo. Bizcocho de leche condensada:Receta de Food and CookINGREDIENTES (para un molde de corona pequeño, de unos 22cm de diámetro)
- 370g de leche condensada (el bote pequeño)
- 4 huevos M
- 50g de mantequilla fundida
- 120g de harina
- 3/4 de cucharadita de levadura química en polvo
- pizca de sal
- Ralladura de limón (opcional)
- Ralladura de naranja (opcional)
- Precalentamos el horno a 170ºC.
- Batimos los huevos, de uno en uno, en la leche condensada. Agregamos la mantequilla fundida, y seguimos mezclando
- A continuación, integramos la harina tamizada con la levadura y la pizca de sal. Por último, la ralladura de piel de naranja y de limón (yo le puse un cuarto de ralladura de naranja y medio limón)
- Vertemos dentro del molde previamente engrasado, y horneamos aproximadamente 30 minutos a 170ºC. Dejamos enfriar por completo antes de desmoldar.