Pero de ilusión también se vive, así que disfrutemos pensando que sí, que lo vamos a llevar todo a cabo. Afilad los lápices, estrenad jersey y probad este receta pre-otoñal que huele a libro recién comprado y forrado.
La remolacha roja me encanta desde niña porque mi padre la cultiva en la huerta, y es una planta que sirve para todo. Se comen las hojas y la raíz, es rica en hierro, ácido fólico y vitaminas, se puede usar como colorante natural, es energética y aumenta la resistencia muscular de los deportistas.
Prima hermana de la acelga y la espinaca, se suele consumir cocida, asada o encurtida, y tiene muchos más usos culinarios que la simple ensalada. De sabor dulce y rústico, no hay nada comparable a conseguirlas frescas o arrancarlas tú mismo de la tierra. Septiembre es mes de remolachas y para todos los que tengan unas pocas y no sepan muy bien qué hacer con ellas, ésta receta les viene al pelo, ya que se utilizan crudas y nos saltamos todo el proceso de tener que cocerlas... La ley del mínimo esfuerzo y el máximo resultado.
¿A qué sabe? Me han preguntado si es demasiado dulzón, si tiene un gusto raro... Yo diría que es uno de los mejores bizcochos y de los más originales que he probado nunca. Razonablemente sano, lleva semillas y frutos secos, hortalizas, azúcar moreno y canela. Parecido a una tarta de zanahoria, sabe a otoño y huele a tierra.
La receta es de Nigel Slater, cocinero, escritor y presentador del programa de la BBC1 Simple Cooking. El bizcocho de remolacha aparece como Beetroot poppy seed cake en el libro Tender, en el volumen dedicado a los vegetales.
Bizcocho de remolacha y semillas Dificultad, así de primeras:para los niños y las niñasProbables complicaciones:se te pueden quedar los dedos perennemente rosas al cortar la remolacha Sabor: a día frío en el monte Receta de inspiración:con muy pequeñas y respetuosas modificaciones, Beetroot poppy seed cake de Nigel Slater INGREDIENTES
225 g de harina (si queréis, integral)
impulsor (Royal o similar) 3 cucharaditas
bicarbonato sódico 1/2 cucharadita
una pizca de sal
canela molida 1/2 cucharadita
3 huevos separados en yemas y claras
200 g de azúcar moreno o moscovado
aceite de oliva 160 ml
150 g de remolacha cruda (2 medianas)
1 zanahoria
zumo de medio limón
75 g de pasas de corinto
75 g de semillas variadas (yo usé de lino, de girasol y de amapola)
1 puñado de nueces peladas
Para el baño de cobertura (opcional)
4-5 cucharadas de azúcar glas
1-2 cucharadas de jarabe de arce mezcladas con agua
semillas
Si no tenéis ni encontráis remolachas crudas, podéis sustituirlas por la misma cantidad de zanahoria , cortada en trocitos o rallada. PREPARACIÓN: Untamos de mantequilla un molde rectangular de plum cake, de 25 x 9 cm aproximadamente, y ponemos una tira de papel de horno (las mismas dimensiones) en el fondo del molde, para poder sacar el bizcocho con facilidad.
Hay que quitar la raíz puntiaguda y los tallos de las remolachas, y pelarlas después para cortarlas en trozos pequeños. La zanahoria se lava, pela y corta de igual manera.
En un recipiente grande, batir el azúcar con el aceite hasta conseguir una mezcla espumosa, y luego añadir las yemas de huevo una a una, batiendo después de cada adición. La masa tendrá un color oscuro en caso de haber usado azúcar moreno y oliva, en caso de que prefiráis usar azúcar normal y aceite de girasol, el color será mucho más claro, así como el tono del bizcocho final.
Ahora se agrega la remolacha, la zanahoria, el zumo de limón, las pasas, nueces picadas y las semillas, y se mezcla con una varilla o cuchara grande.
Tamizamos la harina junto con la sal, el bicarbonato y el impulsor y añadimos todo esto a la mezcla anterior, batiendo hasta que se integre bien.
Precalentar el horno a 180 grados.
En otro recipiente bien limpio (sin mota de grasa para que suban bien) se montan las claras con un pellizco de sal hasta punto de nieve, no hace falta conseguir un merengue demasiado consistente.
Las claras se añaden a la masa principal poco a poco y con movimientos lentos y envolventes, para no perder el aire. Nigel Slater recomienda usar una cuchara de metal en vez de madera para no perder esponjosidad.
Echar la mezcla dentro del molde e introducirlo dentro del horno. Después de 30 minutos lo cubrimos con papel de aluminio, cuidando de no quemarnos, y lo dejamos unos 20-25 minutos más. En total, 55 minutos de cocción, a partir de los cuales ya podemos pinchar con una brocheta o palillo de madera para ver si sale limpio (que no completamente seco!).
Dejamos enfriar unos 20 minutos y luego ya podemos desmoldarlo, pasando un cuchillo fino por los bordes interiores y dándole la vuelta.
Si queréis echarle el baño superior, hay que esperar a que el bizcocho esté completamente frío, y mezclar un poco de jarabe de arce con agua, hasta que el líquido no sea viscoso. Después, añadir azúcar glas hasta conseguir una salsa espesa de color marfil y echarla con una cuchara por la parte de arriba. Las semillas se pegarán al líquido y al secarse se creará una costra azucarada.
Igualmente podéis hacer la cobertura con zumo de limón, naranja o algún licor, omitiendo el agua.
Chimpún. Es un bizcocho húmedo, esponjoso y perfecto para desayunar, acompañado de una taza de café con leche.
Gracias a Unai por indicarme la receta, y a mi padre por plantar, regar y cuidar.
¿Damos por inaugurado el curso 2012-2013? Intentaré enmendarme, ser formal y publicar con asiduidad, aparte de abrir nuevas secciones. Sólo os adelanto que una de ellas, la que más ilusión me hace, se llamará Bilbaínas&Cocineras...
Próximamente en biscayenne: