Las Bodegas Amézola de la Mora datan de la primera mitad del siglo XIX y aún conservan todo el encanto de la época en que fueron construidos. Fue en 1987 cuando Íñigo y Javier Amézola de la Mora, los biznietos del fundador, decidieron restaurar las antiguas cuevas, ampliar las instalaciones y crear la bodega actual.
La bodega se compone de tres edificios de piedra de aspecto decimonónico, rodeados de sesenta hectáreas de viñedo propio, en un paraje rural de gran belleza en el pequeño municipio Riojano de Torremontalbo.
Los depósitos de fermentación, de acero inoxidable, han sido instalados en el edificio original de la bodega, del siglo XIX, mientras que las barricas de crianza se encuentran en una construcción adyacente.
Al conjunto de edificios, hay que añadirle un conjunto de galerías abovedadas,que pertenecieron al Conde de Hervías excavadas bajo la bodega original, utilizados para el envejecimiento en botella de los vinos.
Bodegas Amézola de la Mora cuenta con un conjunto de viñedos distribuidos en pagos y parajes. La Sierra de Cantabria que resguarda los viñedos de los vientos del norte y una composición del suelo arcilloso-calcárea, crean un excepcional entorno natural, perfecto para cultivar las variedades Tempranillo, Mazuelo y Graciano con la que elaboran sus vinos.
Los caldos Viña Amézola, Iñigo Amézola, Señorío de Amezola, Torre Demontalbo y Solar de Amézola, son los mejores vinos de la bodega.
Desde 2008, los propietarios ofrecen una oferta más amplia de actividades enoturísticas, que incluyen paseos a pie, a caballo o en bicicleta por el viñedo. De este modo se potencia el valor paisajístico de la bodega, un ejemplo de château bordelés poco frecuente en La Rioja, lo que aporta a la bodega un plus de exclusividad.
A dia de hoy, las bodegas Amezola de la Mora se encuentran inmersas en un cambio generacional en el que María y Cristina, hijas de los propietarios, toman las riendas de un legado a partir del cual materializarán una proyección de futuro propia.
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