Tantos años buscando quién era el padre del monstruoso Torrente y por fin lo hemos localizado. Su nombre es Boogie y su apodo el aceitoso. Este personaje de tira cómica, creado por el sublime Roberto Fontanarrosa, autor desaparecido tristemente en 2007, continúa en la mente de sus seguidores más vivo que nunca y, ahora, hasta en la gran pantalla.
Revista Cine
Boogie, de origen norteamericano, antiguo combatiente de la guerra de Vietnam, ha escogido como reinserción profesional la vía del mercenario, dinero rápido en un ambiente movidito y sangriento. Oficio que también el genial Ken Loach ha retratado sin piedad alguna en su última película.Retrato psicológico del protagonista de la película: característica principal, un machismo elevado a la enésima potencia presente en todos sus actos y pensamientos. Racista, xenófobo, homófobo y practicante de todas las fobias existentes en la actualidad e, incluso, las que se descubrirán en el futuro. Considera a las mujeres, en particular, un simple objeto, y a los hombres, en general, una basura radioactiva. En resumen, desprecia a todo el género humano sin excepción, posiblemente se incluye a sí mismo, en este odio radical, visceral y sin base alguna. Único interés conocido: el dinero, su ídolo y dios, por encima de todo. Aficiones: romper, pegar, manejar armas y destrozar todo cuanto se presente al alcance de sus manos o de sus armas.Gustavo Cova ha adaptado al cine a este perfecto vecino indeseable, con una maestría y vigor, dignos de las mejores películas de acción. Es como si Tarantino hubiese encontrado el protagonista ideal del largometraje que nunca filmará porque será censurado en todo el mundo.Desde los títulos de crédito iniciales, una danza macabra de guerra, muerte y desolación en que Boogie encarna, él solo, a los cuatro jinetes de la apocalipsis sin despeinarse, hasta la escena final, la película mantiene un exceso visual, con una preferencia por el color rojo, evidentemente, y narrativo que, a fuerza de exageración y distorsión de la realidad, divierte al espectador con una sobredosis de humor negro.A veces es difícil conocer lo que deseamos y resulta más sencillo saber lo que no queremos. Por eso el recurso del esperpento o de la deformación extrema nos sirve para descubrir el lado inverso de la realidad y confirmar, con absoluta seguridad, que este personaje encarna todos los valores de una sociedad que es incompatible con los ideales de cualquier ser vivo, que haya superado en la escala de la evolución, el estado mineral.