Las mejores digestiones se consiguen cuando tenemos el amor sentado a la mesa. Puede sonar a tontería, pero el cine nos ha demostrado que esta afirmación es completamente cierta. Y es que, además de muchas (y muy sabrosas) películas relacionadas con el mundo de la cocina y la alimentación, el cine nos ha dejado muy clara una cosa: muchas más veces de lo que pensamos, el amor también se sienta a la mesa.
Cena para parejas
Un ejemplo próximo lo tenemos en Brasserie Romantic, una original producción belga que se estrenó hace unas semanas en nuestro país. La película nos traslada hasta el restaurante que da título al filme, un pequeño local que se prepara para celebrar la noche de San Valentín. La dueña del restaurante, Pascaline, se encarga de que las mesas presenten un aspecto magnífico, mientras que su hermano Angelo, se ocupa de ultimar el menú en los fogones.
A lo largo del metraje, por esta Brasserie Romantic desfilarán diversas parejas: unas que inician su romance con ilusión; otras que están más bien cerca de finalizarlo; e incluso algún personaje que, por reveses de la vida, ni siquiera logra disfrutar de la cena en pareja.
Un menú, todo corazón
Sea como sea, Brasserie Romantic nos muestra cómo el amor sobrevuela los platos, tanto a la hora de saborearlos como, minutos antes, también para prepararlos. Y lo cierto es que el menú de San Valentín que nos han preparado es de lo más sugerente:
Primero
Ostras al gratín con espinacas en salsa de champán.
Segundo
Pichón estofado con endivias, col lombarda y champiñones, servido en salsa de oporto.
Postre
Frambuesas frívolas. Dúo de helado de frambuesa y crème brulée de frambuesa, cubierto de crème de fraiche, frambuesas frescas y chocolate belga.
Cenas románticas que hicieron historia
Al margen de Brasserie Romantic, el cine nos ha dejado muestras de otras cenas repletas de romanticismo. ¿Alguien, por ejemplo, no recuerda esos exquisitos espaguetis con albóndigas que disfrutaban Golfo y Reina bajo la luz de la luna en el clásico de animación de Walt Disney La dama y el vagabundo?
No siempre los platos llegan cargados de tanto romanticismo. En algunas ocasiones, el cine también nos ha mostrado que no es raro ser el protagonista de alguna escena embarazosa, como llegar a una cena de parejas solo (como le ocurría a Renée Zellweger en la divertida El diario de Bridget Jones), o no tener muy claro cómo utilizar los cubiertos en una cena de alta sociedad (algo a lo que se enfrentaba con su singular simpatía Julia Roberts en Pretty Woman).
Pero, incluso si la cena resulta un desastre —independientemente de la calidad de los platos—, la velada no tiene por qué irse al traste, si el amor está presente. Jack Nicholson nos lo dejó bien claro al final de la exquisita comedia Mejor… imposible, cuando Melvin, su maniático personaje, abría su corazón e insistía en hacerle un cumplido a Carol, esa entrañable camarera interpretada por Helen Hunt:
«Puede que yo sea la única persona sobre la faz de la tierra que sepa que eres la mujer más fantástica de la tierra. Puede que yo sea el único que aprecie lo asombrosa que eres en cada una de las cosas que haces: en cómo eres con Spencer, en cada uno de los pensamientos que tienes, y en cómo dices lo que quieres decir y en cómo casi siempre quieres decir algo que tiene que ver con ser sincero y bueno. Creo que la mayoría de gente se pierde eso de ti. Y yo les observo preguntándome cómo pueden verte traerles su comida y limpiar sus mesas y no captar que acaban de conocer a la mujer más maravillosa que existe. Y el hecho de que yo sí lo capte, me hace sentir bien conmigo mismo».
Claro, reconozcamos que si alguien nos dice algo así después de cenar, la digestión de la comida seguro que nos resulta de lo más agradable. Es lo que logra el cine cuando nos sienta al amor a la mesa.
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Ficha «Brasserie Romantic»
Título original: Brasserie Romantiek.
Nacionalidad: Belga
Director: Joël Vanhoebrouck
Guión: Jean-Claude van Rijckeghem
Reparto: Sara de Roo, Axel Daeseleire, Koen De Bouw, Wouter Hendrickx y Barbara Sarafian.
Duración: 102 minutos.