Un bocado exquisito, denso y tierno a la vez , sugerente y tentador , pero además su cualidad principal es que con el paso de los dias gana en sabor.
Os estaréis preguntando como he sido capaz de resistirme a no comerlo de una sentada, pues sí, querid@s amig@s tenéis razón ja ja….. La primera vez que lo preparé nos lo comimos enterito ese mismo dia, luego lo repetí y tuve que esconderlo para no caer en la tentación, todo fuera por vosotr@s, ya que había que comprobarlo para luego transmitíroslo por experiencia propia y asi es, que puedo deciros que efectivamente se conserva muy bien , eso sí, sólo lo comprobé por tres dias ;)
Es un pastel que enamora a primera vista y eso fue lo que me ocurrió a mi cuando lo vi en el blog de mi amiga Manu . Gracias guapa, ya te dije en su dia lo que nos había gustado , espero que me des tu visto bueno ;)
Ingredientes :
225 gr mantequilla a temperatura ambiente4 huevos L a temperatura ambiente410 g azúcar 360 gr harina 15 gr bicarbonato sódicoun pellizco de sal240 gr buttermilk (240 ml leche entera a la que le añadiremos un chorro de limón o de vinagre blanco. Remover bien, dejar reposar 10 minutos, volver a remover y ya está listo para usar)60 gr cacao puro160 ml de agua 2 cditas (de las de café) de pasta de vainilla
Elaboración :Mezclamos harina , sal y bicarbonato en un bol y reservamos.
Ponemos en un cazo el agua a calentar y cuando comienza a hervir le agregamos el cacao en forma de lluvia y mezclamos bien con unas varillas manuales hasta que esté bien homogeneizado. Reservamos.
Trabajamos mantequilla y azúcar unos minutos hasta que se vuelva la mezcla blanquecina y aumente de volumen. Entonces, agregaremos los huevos de uno en uno, no incorporando el siguiente, hasta que el anterior no esté completamente integrado y sin parar de batir.
A continuación, incorporamos la mezcla de la harina reservada junto con el buttermilk , pero lo haremos en tres veces , comenzando por una parte de harina, después la mitad del buttermilk, de nuevo otra parte de harina, el resto del buttermilk y por último el resto de harina.
Finalmente, agregamos la mezcla del agua con el cacao que teníamos reservado y la vainilla.
Vertemos la masa en el molde, que previamente habremos engrasado perfectamente . Dejamos que caiga por el mismo lado y la masa sola ya se va extendiendo . Con una espátula, alisamos la superficie y golpeamos dos veces sobre la encimera protegida con un paño , para que la masa termine de repartirse bien .
Introducimos a hornear, con el horno previamente caliente , a 180º durante 50 minutos , dependiendo de cada horno, ( Manu lo dejó una hora). Ante la duda, ya sabéis, la prueba del palito de la brocheta, si sale limpia al pinchar el pastel, estará listo.
Es importante colocar el molde bundt sobre una rejilla , ya que si lo depositamos sobre la bandeja del horno , el calor , en este tipo de molde, no circula bien y por tanto, la cocción no sería la adecuada.
Al retirarlo del horno, lo ponemos sobre una rejilla y lo dejamos reposar diez minutos. Pasado este tiempo, desmoldamos con cuidado , dejando que caiga sobre la rejilla y ahí lo dejaremos hasta que se enfríe por completo. Espolvoreamos de azúcar glace y ya sólo nos queda disfrutarlo en todo su esplendor.