6 vinos de la Ribera del Duero, 6
Hacía tiempo que no catábamos en el Enolobby Charro vinos de la Ribera del Duero y la verdad es que ya tocaba acercarse más a nuestra tierra después de haber dado tumbos por medio mundo disfrutando de sus néctares.
En este caso había organizado una cata a ciega con una serie de Riberas del Duero que tal vez se alejan de lo que viene a ser lo común en esta zona, incluyendo alguna “malicia” para ver cómo procedían los miembros del grupo, amén de verles las reacciones suscitadas en sus caras.
En una palabra intentaba huir de vinos con sobremaduración, sobreextracción, sobre… (pongan los que quieran) y acercarme a vinos cuyas señas de identidad estuvieran marcadas por la finura, la fruta, la frescura y la posibilidad de disfrute en un tiempo no muy lejano sin agotarse a la vuelta de la esquina.
Unos más que otros cumplieron con todas o casi todas las características buscadas, pero mantengamos el suspense hasta el final y por favor no hagan como los malos lectores de novela negra ¡y NO lean el final sin pasar antes por el principio!.
Los vinos ocultos:
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Vino número 1:
Bonito color picota de capa alta, intenso, oscuro. Con lágrima ligeramente tintada, fina y lenta.
Nariz en la que afloran las notas de frutos rojos y negros, sutiles mentolados, tostados, ligeros verdores que le dotan de frescor, hojarasca y notas de caballería.
En boca muestra buena acidez. Pelín astringente y un tanino maduro. Largo. En retro vuelven las notas frutales, el toque de brett y un toque de bombón de chocolate negro que lo hacen adictivo.
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Vino número 2:
Picota de capa media alta, brillante. Lágrima fina y densa. Bonito y atractivo en vista.
Nariz con despliegues de fruta roja y negra, cacao, láctos y notas ligeramente terciarias.
En boca tiene buena acidez. Algo secante y con el roble más marcado, pero mostrándose fresco. Se nota que le falta botella.
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Vino número 3:
Bonita capa de color picota con intensidad media-alta. Lágrima fina y densa.
Notas de fruta roja, vainillas, sutiles toques minerales, chocolate, aportes mentolados y un recuerdo a mostaza de Dijon.
Buen acidez en boca. Se muestra goloso, fresco, directo, elgante. Retronasal en la que las notas de fruta predominan y marcan el desarrollo del vino. Largo. Para disfrutar y con visos también de desarrollarse bien en el tiempo.
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Vino número 4:
Picota de capa alta, precios en vista, llamativo. Lágrima fina y densa y ligeramente tintada. Serio.
En nariz predomino de frutas y notas tostadas de la crianza, vainillas, café y apuntes de caramelo de toffe. Elegante. No te cansas de pasar las papilas olfativas y seguir disfrutando.
En boca aún manteniendo buena acidez se hace un poco pesado tal vez porque aún está por “ajustar” el alcohol. Por lo demás es un vino redondo y elegante, aunque la fruta queda en un segundo planto ante la madera. Lo dicho, falta ensamblar, pero con muy buenos “mimbres”.
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Vino número 5:
Mantiene la nota de los vinos anteriores con una capa alta, color picota y lágrima fina y densa. Bonito.
En nariz se aprecian notas de fruta roja compotada, cacao, chocolate, toques mentolados y balsámicos.
En boca se nota que es un vino al que le falta “hacerse” con cierto desequilibrio entre acidez y alcohol que lo dejan ligeramente descompensado. Falta botella y el hecho es que a medida que avanza la cata el vino mejora.
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Vino número 6:
Bueno éste se aparta de los criterios seguidos hasta ahora apareciendo un color picota de capa media y menisco carmesí que avisa ciertamente de su juventud.
En nariz se muestra fresco con notas de fruta roja, toques de panadería y apuntes florales -descoloque general- y sutiles aromas de tofe.
La boca mantiene una buena acidez, un tanino aún secante, pero que se muestra fresco. Final ligeramenta amargoso, pero adictivo. Retronasal marcada por las notas de fruta fresca y las notas florales. El “juguete” de la cata.
Los vinos al descubierto:
1.- Gran Fausto 2009. Bodegas Alfredo Maestro.
100% tempranillo. Este vino sólo se elabora en cosechas especialemente significativas respecto de la calidad de la uva y de las condiciones de la añada. Se vinificó con el 50% del raspón y posteriormente se realizo la crianza en barricas de roble francés azuelado y no tostado durante 36 meses.
2.- Viña Pedrosa La Navilla 2010. Bodegas Viña Pedrosa
Este vino procede de las uvas de un único viñedo, Finca La Navilla, situado a una altitud de 844 m.s.m.
Elaborado con 100% Tinta del país permanece en barrica de roble francés durante 20 meses.
3.- Viña Fuentenarro Vendimia Seleccionada 2011. Bodegas Fuentenarro.
La uva procede del viñedo de El Pino propiedad de la bodega, situado en La Horra (Burgos).
Elaborado con uva Tinta del país y con una crianza sobre sus propias lías en barricas de roble francés y americano, coupage previo al embotellado.
4.- Viña Sastre Pago de Santa Cruz 2011. Bodegas Viña Sastre.
Elaborado a partir de viñas de unos 64 años de edad, pasa por una crianza en barricas de roble americano durante 18 meses.
5.- Preludio de Sei Solo 2011. Bodega Sei Solo
“Sei Solo” son las dos primeras palabras de una de las obras maestras del gran músico alemán Johann Sebastian Bach, compositor favorito de Javier Zacagnini y al cual busca rendir homenaje con sus vinos: el conjunto de seis obras conocido como “Sonatas y Partitas para violín solo, BWV 1001-1006″, originalmente “Sei solo a vviolino sensa Basso accompagnato”.
Elaborado exclusivamente con uvas de tinto fino procedentes de La Horra de 9 parcelitas con viñas de entre los 60 y los 90 años que dan apenas 1.400 kg./ha. Superselección de las uvas, fermentaciones en 4 pequeños fudres y crianza en roble francés.
6.- Pícaro del Águila 2012. Bodega Domino del Águila.
Jorge Monzón ha trabajado en bodegas míticas como la Romanée Conti o Vega Sicilia y ha dirigido viticultura y enología en Arazuaga durante 9 años.
En 2010 junto a su mujer, Isabel Rodero, empieza a elaborar sus primeros vinos de 30 ha. de viñas muy viejas cultivadas en ecológico y 5 ha. de viñas más jóvenes.
El vino está elaborado con las uvas Tempranillo, Blanca del País, Garnacha y Bobal.
Las uvas no se despalillaron y maceraron posteriormente en frío. El mosto fermentó a temperatura controlada y realizó la maloláctica en cubillo de roble, criándose enlos mismos cubillo durante 19 meses.
Conclusiones:
Terruño, tipicidad o personalidad son características que busco en los vinos huyendo de sobreextracciones, sobremaduraciones, crianza en detrimento de fruta, homogeneidad de añadas en contra de diversidad, pesadez versus frescura.
Afortunadamente hay viticultores, elaboradores o bodegueros que apuestan por “reinventar” la zona y acercarnos elaboraciones que nos hacen pensar que aún hay vida más alla de la “Ribera del Duero” al uso.
Hoy os he querido acercar algunas de ellas ya que, para nuestro disfrute, cada día hay nuevos vinos y viticultores que se acercan a ese tipo de características alejándonos del aburrimiento que muchas veces nos provocan aquellas elaboraciones que buscan un consumidor “esclavo” de parámetros repetitivos añada tras añada y que lo que realmente conlleva es a una minusvaloración de los vinos de la Ribera del Duero. Lo valorado es lo distinto, lo personal, lo inimitable.
En la cata no buscábamos un ganador sino apreciar distintas elaboraciones de vinos de la Ribera del Duero alejados de los parámetros establecidos en la mayoría de los vinos acojidos a la Denominación de Origen a día de hoy.
Como conclusión comentar que Fuentenarro VS mantiene una RCP imbatible, codeándose sin compeljos. El más alejado de cánones al uso fue sin duda Gran Fausto. Directo, Viña Pedrosa La Navilla, disfrutable desde el principio. La elagancia vino marcada por un gran Viña Sastre Pago de Santa Cruz. Preludio de Sei Solo es el que más botella necesita. ¿Infanticidio?, lo asumo; con todo mantienen excelentes virtudes para ser un gran vino dándole algo más de tiempo. Por útlimo, El Pícaro del Águila -la malicia de la cata- fue el que descolocó a más de uno, pero que acabó siendo el jugete de la cata. Muy disfrutable y distinto.
Si algo me produce más satisfacción es ver cómo los vinos de cada añada son distintos a los aneriores porque no puede ser de otra forma principalmente porque su terruño y su viña han sufrido las modificaciones producidas por un clima cambiante. No se puede elaborar vino como quien fabrica coches porque hay principios que no pueden ser modificados por el ser humano, y ese es el privilegio por el que el vino es una bebida de dioses.