Tengo la idea de que existen dos tipos de vino. Unos son los vinos en los que el elaborador intenta transmitir algo: terroir, personalidad, trabajo en bodega...Hace lo que quiere para expresarse a través de su vino. Y si encima el producto es de calidad, tiene éxito y se vende, que no olvidemos que es el fin último de quien hace vino, pues mejor que mejor.
Otros vinos son elaborados "para gustar", y me explico. Son vinos sin aristas, sin complejidades importantes, que no pretenden que quien lo beba deba hacer un esfuerzo para entenderlo. Vinos que buscan ser muy similares añada tras añada, y cuyo objetivo es hacer disfrutar y venderse bien.
El vino que hoy comento, creo que podemos englobarlo en esta última categoría. Es un vino del que he probado ya dos o tres añadas, que siempre cumple, con una calidad alta, y que desempeña muy bien el trabajo de acompañar comidas.
Ayer bebimos, con un curioso bacalao en tempura, una botella de Enate Chardonnay 234 2010 (DO Somontano, blanco joven 100% Chardonnay, Enate). Un vino que se elabora de forma que tenga las características que busca la mayoría del público: corta maceración pelicular, fermentación con levaduras seleccionadas en depósitos de acero con control de temperatura, clarificación y estabilización por frío. El resultado, un vino de color amarillo pálido con reflejos verdosos brillantes. Nariz de buena intensidad, elegante, con manzana, hinojo y frutas tropicales. En boca es un vino muy agradable, frutal, algo graso, con buena acidez y un final muy agradable. Apetece inmediatamente servirse otra copa.
Este vino ya ha ganado en dos ocasiones (añadas 2009 y 2010) la medalla de oro en el Concurso Chardonnay du Monde, y si bien no es un Chardonnay inolvidable, y creo que a muchos de los lectores de este blog no les entusiasmará, siempre que lo hemos bebido nos ha gustado mucho. Y eso ya es bastante.