Llego a tiempo para enseñaros otra receta muy navideña y nada tradicional para que preparéis como fin de fiesta a la cena de Nochebuena o comida de Navidad en familia o en cualquier otro momento también, ¿por qué no?
Un sabor muy centroeuropeo y a la vez también con un toque español genuinamente toledano. Speculoos y mazapán, una mezcla deliciosa y que os garantizo, no va a dejar indiferente a nadie.
Ya sabéis que estoy haciendo un curso para emprendedores en el entorno 3.0. Pues bien, el jueves pasado era el último día de clase y aunque aún nos queda una última sesión de mentoring en Enero, ya nos despedíamos todos hasta el año que viene, si Dios quiere.
Pensé en hacer un postre para la ocasión, para tomárnoslo en el descanso de media mañana acompañando al cafetito de máquina. Mis compis ya habían probado anteriormente el famoso pastel de espinacas que preparé a principios de mes y con el que quedaron encantados.
Así que, maté dos pájaros de un tiro haciendo este pastel de queso con sabor navideño para felicitar las fiestas a unos y a otros, a ellos y a vosotros, y además dejaros una idea más por si os apetece hacerlo en estas fiestas.
Yo que soy una apasionada de los pasteles de queso, me entusiasmó la idea de hacer un cheesecake con sabores típicos de esta época del año, aunque una vez hecho, decorado y mientras que iba de camino a clase, me empezaron a entrar las dudas de si iba a gustar, ya que los sabores son un tanto peculiares y pensé que quizás no gustaran a todos.
Estas dudas me entraron pensando en el jengibre, ingrediente que desde que he descubierto que me gusta, se lo pongo a casi todo y sino, mirad las últimas recetas del blog. También por la mezcla típica de especias de speculoos que es característica de estas galletas pero puede resultar un poco fuerte para quienes no estén acostumbrados.
Dudas infundadas porque he de deciros que el pastel fue un éxito rotundo. A casi todo el mundo le llamó la atención el sabor y me decían que nunca habían probado un pastel de queso parecido, así que imaginaos mi alegría. Ver disfrutar a la gente de tus creaciones es la mejor recompensa posible.
Ingredientes
Para la base
- 200 gr. de galletas speculoos
- 80 gr. de mantequilla (derretida)
- 40 gr. de azúcar moreno
- 1 y ½ cucharadita de canela
- 1 cucharadita de jengibre
- ½ cucharadita anís estrellado
- ½ cucharadita nuez moscada
Para el relleno
- 800 gr. de queso crema
- 200 gr. de mazapán (desmenuzado)
- 200 gr. de azúcar
- 3 huevos
- 200 gr. de yogur griego
- 2 cucharadas de miel
- 1 cucharadita de jengibre
- 50 gr. de galletas speculoos en trocitos
Para el glaseado
- El zumo de una granada
- 2 cucharadas de agua
- 60 gr. de azúcar
- El zumo de ½ limón
- Las semillas de 1 granada
Elaboración
Cubrimos el fondo de un molde desmontable de 20 cm. con papel de hornear. Trituramos las galletas y las mezclamos con el azúcar, las especias y la mantequilla derretida. Forramos la base del molde con esta pasta presionando con los dedos. Refrigeramos.
Precalentamos el horno a 180 ° C. Llenamos la bandeja del horno de agua unos 2 cm. porque vamos a hornear el pastel al baño maría.
En un recipiente batimos el queso crema con el mazapán y el azúcar hasta que se forme una crema. A continuación, añadimos los huevos de uno en uno, batiendo después de cada adición y el yogur griego.
Dividimos la crema de queso en 2 partes y añadimos a una de ellas la miel, el jengibre y las galletas desmenuzadas en trozos.
Vertemos la masa en el molde, alternando la masa de mazapán y la de galletas speculoos y formamos unos remolinos con un tenedor. Cubrimos la base del molde con papel de aluminio para evitar que pueda entrar agua en la masa mientras que horneamos el pastel.
Colocamos el molde en la bandeja con el agua y horneamos 50 minutos o hasta que el borde del pastel esté firme y el centro se mueva un poco. Apagamos el horno, dejamos la puerta entreabierta y mantenemos el pastel dentro del horno unos 30 minutos para que pierda temperatura poco a poco.
Dejamos enfriar por completo a temperatura ambiente antes de meterlo en el frigorífico durante toda la noche.
Al día siguiente desmoldamos el cheesecake y lo colocamos en un plato o cake stand.
Preparamos el glaseado, para ello trituramos las semillas de una granada, pasamos el puré por un colador y lo ponemos en un cazo con el zumo de limón, el agua y el azúcar. Lo dejamos cocer un poco y cuando vaya reduciendo, agregamos las semillas de la otra granada.
Tiene que quedar una especie de salsa caramelizada. Vertemos la salsa aún caliente sobre el cheesecake y dejamos reposar un rato antes de servir. Adornamos. Yo en este caso he utilizado unos banderines que he hecho yo misma.
Como obviamente llevé el pastel sin cortar y con el follón que se formó, se me olvidó hacer una foto al corte. Os lo podéis imaginar... Es una textura suave de pastel de queso horneado y tiene trocitos, casi imperceptibles de mazapán y speculoos.
La base de speculoos tiene un sabor potente y especiado y resulta muy jugosa. El glaseado de granada es dulce, como si de un caramelo se tratase.
Voy a aprovechar la ocasión para desearos una ¡¡MUY FELIZ NAVIDAD!!. Espero que disfrutéis de estas fiestas en compañía de familia y amigos y seáis felices.
Yo doy gracias por poder pasar otra Navidad en vuestra compañía.