Otra película olvidada, el Ricardo III (1995) de Richard Loncraine, ambientada en los años 30 en una Inglaterra fascista. Una historia de ambición. El reparto es de lujo: Ian McKellen, sí, Gandalf del Señor de los Anillos y su “Corred, insensatos!”, la guapísima Kristin Scott Thomas, Robert Downey Jr, Annette Bening, quizás antes de estirarse la cara y convertirse en una inexpresiva máscara de cera, entre otros.

Ricardo III
He leído cosas como “ridícula” y “fallida”, a mí me encantó. Una auténtica genialidad, una obra fuera de serie porque no se parece a otros films. Dificilísima de encontrar. Olvidar videoclubes de películas chicle. Fnac o Internet o algún videoclub especializado. Y, atención a algunos asesinatos. Hay muchas formas de morir.
William Shakespeare es el guionista más productivo de la historia del cine, de sus obras se han realizado más de 250 adaptaciones. Uno de los que más recurrió a él fue un japonés, un maestro, llamado Akira Kurosawa. Convirtió al Rey Lear en la hiperviolenta, sangrienta y poética Ran, y adaptó el horror de Macbeth al terror feudal de los samuráis en Trono de Sangre. Otra obra maestra.
En el post anterior, La Flecha Negra, Stevenson se desmarcó del gran dramaturgo y describió a Ricardo III como un hombre extremadamente vital, valiente, duro y cruel. Pero justo, a su manera, a pesar de las certeras disidencias de Dissortat. Me parece más plausible la visión de Stevenson que la de Shakespeare. La relación y los diálogos entre sir Richard de Gloucester, futuro Ricardo III, y el protagonista de la Flecha Negra echan chispas. Es uno de los grandes momentos de la novela, como en Trono de Sangre es el encuentro sobrenatural, terrorífico, del protagonista, con la bruja.
Y a ver si comento algo más comercial, que parezco un intelectualoide de salón de té sin amigos y pesado. ¡Pero es que las dos son muy buenas!