



A la mencionada inicial se le suman ese desesperante zumbido de Debicki que lo hace con asco y le recuerda a Figueras lo que representa la mosca, el doble crimen casi misógino, la insistencia de la mosca ¿real? ¿imaginada?, la exposición del cuadro de Debney con esa hilarante conversación con Cassidy, la huella en medio del cuadro que puede costarle todo y las moscas en el sobre que son el simbolismo de antaño que lo alcanza por completo recordándole su propia corrupción, y finalmente ese sencillo dibujo en azul que es la realidad del arte para un Debney asqueado del mundo de la critica y los halagos.
Calificación: Bien