Quién dicta cada regla
Quién hablara de un sueño
Quién pide algún perdón
Quién reza en esta espera
Quién busca en cada empeño
Vendernos el amor
Quién no torció el camino
Haciendo del destino algo mejor
Quién abrirá las alas para volver al sol
Alejandro Filio
Con el tiempo la desilusión nos va nublando el camino, ¿será cruzar los treinta que los sueños se van perdiendo por los caminos?, no quiere decir que la vida se nos vuelva vieja, más bien que ya empieza la conciencia de que la arena se arranca de las manos y que todo esa grandeza que el viento nos gritaba en la cara cuando mirabamos al horizonte en la playa nos va obligando a tratar de convencernos en que debemos seguir en lo nuestro. Ahora que las horas nos parecen más cortas, que la rutina nos puede carcomer el futuro es cuando se necesita remover el alma y tratar de dejar que las alas salten.
En esa búsqueda de razones para seguir creyendo, los que no tenemos hijos aún, buscamos respuestas a lo que estamos construyendo en otros lugares, algunos en la política... es tan fácil hablar para cambiar el mundo, podemos canciones, poemas y películas. Podemos dar grandes discursos en la sobremesa, más aún podemos enojarnos, discutir e incluso no tolerar lo que los otros piensan de como resolver tantos problemas sociales que el planeta ha ido creando a lo largo de su historia. Pero nada de eso sirve si se convierte en caridad, ni en paternalismo, todo puede ser desechable si lo convertimos solamente en un elemento que calma conciencia, como esa moneda que de nuestros bolsillos cae en el vaso del mendigo para creer que un pedazo de la historia ya tiene nuestro nombre. Por eso Glauber Rocha quiso hablar claro en 1975.
Por lo mismo el discurso parece sacado desde el trance de la locura por parte de Juliet Berto desde las ruinas del Foro Romano en la capital del gran imperialismo occidental, desde ahí comienza nuestra historia de desigualdades concientes, desde ahí comenzamos a ser testigos de un mosaico de ideas, disfrazadas de discursos burgueses, intelectuales y cinéfilos contra la burguesía, el clericalismo y el imperialismo. Las caricaturas de la corrupción y la degradación humana van bailando sobre la luz estampada en el muros, la óptica glauberiana es capaz de cuestioanrse todo... a lo mejor de tanta idea parece que me fui mareando de información y discusión. Lo viejo y lo nuevo parecen ser lo mismo de que sirve ver ruinas de grandeza si no se entiende que cayeron por la injusticia, la desigualdad y la indiferencia.
Todo parece cambiar en el momento en que desde una reja los caminos conducen hacia otro lugar, uno tan desconocido pero del que todos hablan, la pobreza verdadera, esa con olor a tierra mojada, a perro callejero a humedad, esa pobreza que ensucia los zapatos, que come distinto, que no duerme tranquila, que viaja largos tramos que se esconde entre los barrancos y las quebradas... hasta ahí llega la cámara de Glauber Roch, en el interior de esa Roma profunda para mostrar que al final el problema está ahí, más que en las palabras, las marchas y los discursos... hay una batalla que se da a diario para llevar el pan a la mesa... esos son los verdaderos actores que el cinema novo quería reflejar... para eso está el cine latinoamericano para cantar las desigualdades, las desgracias y la verdadera identidad... paradojicamente el lente de Glauber filma desde el origen de la cultura en plena Europa, pero desde ahí al final con los sonidos del inmenso Brasil su mundo comienza a dar sus últimos colores.
Saludos a todos.
Bonus Tracks
1.- Película en IMDB
2.- Comentarios en Filmaffinity
3.-¿Queda pueblo en el cine? por Vicente Plaza
4.- Escenas