Desde su primer episodio la saga Transformers no ha despertado ningún interés en esta alma cinéfila. Cinco largometrajes, dirigidos todos ellos por uno de los iconos del cine de acción con aspecto de videoclip, Michael Bay, cuyo interés dramático menguaba a medida que el ordinal aumentaba. En cuanto a Bumblebee, precuela de todas ellas, ¿qué podría sacarnos de la monotonía de sus predecesoras? Sentido del humor, aventura, pero, más que nada, una trama de personajes, de sentimientos, con un peso en el guión mucho más determinante que los segmentos de efectos especiales.
1987. El joven Autobot del título es enviado a la Tierra para esconderse de los malvados Decepticons. Una chica, huérfana de padre y aficionada a la mecánica, en las vísperas de su decimo octavo cumpleaños se topa con el tímido androide que se ha ocultado transformándose en un Volkswagen escarabajo de color amarillo. Maltrecho por los combates, ha perdido su módulo de voz y su única manera de comunicarse con ella es a través de las canciones que suenan en el radiocasete del vehículo. La joven se siente desamparada, la máquina, sola y desvalida. Un vínculo fraternal entre ambos llena ese vacío. Son dos orfandades que se encuentran.
Steven Spielberg aparece entre los productores, evidencia clara de este positivo cambio de tendencia que ha venido acompañado de un relevo en la realización. Se ha elegido a Travis Knight, que triunfó con Kubo y las cuerdas mágicas, para potenciar y otorgar toda la preponderancia requerida a las relaciones humanas sin dejar de lado un pulso resolutivo para las secuencias de acción pura. Que una de las mejores actrices jóvenes del Hollywood actual encabece el reparto supone toda una declaración de intenciones. Hailee Steinfeld se erige en pieza clave para transmitir esa ternura y complicidad que surge entre su Charlie y el grandullón amarillo con el que comparte pantalla.
El paso de un cabeza de cartel masculino a uno femenino, la duración por debajo de las dos horas y la renovación en la dirección se unen a una concepción por parte del artífice de E.T. de un filme al estilo de los que se estrenaban en la década de los 80, repleto de referencias musicales, televisivas y cinematográficas que no pasarán desapercibidas para la parte de la platea que supere la cuarentena. Los ecos a Juegos de guerra y a todos aquellos éxitos ochenteros producidos por el propio Spielberg, como Regreso al futuro, Los Goonies o El chip prodigioso, cuya fórmula reproduce con excelente criterio y resultado, no son óbice para que los niños y adolescentes queden seducidos por el relato sin apartar la mirada de la parte robótica.
Muchos de los que os vais a acercar al cine no habíais nacido por aquel entonces. Desde aquí, un reto: averiguad (y no os perdáis) la película que ve la pareja protagonista en el garaje, aquella que culmina con ese puño en alto y una canción que firma también los minutos finales de este trabajo, Don´t you (forget about me).
Copyright del artículo © Manu Zapata Flamarique. Reservados todos los derechos
Copyright imágenes © Alspark Pictures, Bay Films, Paramount Pictures, Di Bonaventura Pcitures, Hasbro. Cortesía de Paramount Pictures Spain. Reservados todos los derechos.
Bumblebee
Dirección: Travis Knight
Guion: Christina Hodson
Intérpretes: Hailee Steinfeld, Jorge Lendeborg Jr., John Cena
Música: Dario Marianelli
Fotografía: Enrique Chediak
Montaje: Paul Rubell
Duración: 114 min.
Estados Unidos, 2018
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