Cómo saborear el calabacín

Hoy el post se sitúa en la categoría Descubriendo y va con historia. En otros lugares de esta bitácora os he contado que amo comer pero no cocino, de hecho, detesto cocinar. Como conozco a unas cuantas personas a quienes les pasa lo mismo, cuando comencé con lagastroredactora un día recordé la mañana en la que descubrí el impresionante sabor de cierta verdura, y pensé que si hacía una sección en la que contara sobre alimentos, sabores y preparaciones que iba conociendo, las personas que son como yo pueden descubrir cosas que para los cocinillas y cocineros son obvias pero para los que somos negados a los fogones no. Partiendo de esta anécdota os relato la hortaliza que descubrí un día de 2009.

Mi hermanito, que sí que cocina y muy bien, estaba quedándose en casa esos días. Como los dos estábamos sin trabajo, a mediodía comíamos juntos, él cocinaba, por supuesto, y yo luego recogía y lavaba. Un día de esos hizo de plato principal una carne que no recuerdo cuál era, pero de acompañante, en vez del típico arroz, ensalada o patatas, cortó láminas más o menos finas de calabacín, las colocó en una plancha con un poco de aceite de oliva y sal gorda y las dejó hacerse…

Yo no es que no conociera el calabacín como tal, pero hasta ese momento lo había saboreado mezclado con otros ingredientes en distintas recetas, nunca me había llevado a la boca un trozo del vegetal cocinado solito, y esa mañana recuerdo aún que me pareció exquisito, un ingrediente que da para mucho individualmente. Desde entonces forma parte de mi alimentación habitual. Normalmente -por aquello de no gustarme la cocina- lo hago como me enseñó mi hermano, a la plancha con sal y aceite; y algunas veces le agrego láminas delgadas de queso semicurado que le coloco encima. Simple y riquísimo. Pero investigando para escribir esta entrada he visto platos con calabacín que os harán agua la boca y he conocido las múltiples propiedades que tiene.

Y es que además de sabroso es buenísimo si hacéis dieta para bajar de peso porque no contiene casi calorías, 12 por cada 100 gramos; también es un excelente diurético, muy fácil de digerir y contiene vitaminas B y C. Lo podéis conseguir todo el año aunque su mejor época es durante el verano, y es mejor comerlo con la piel para aprovechar todas sus ventajas, atractivo ¿no? Luego, como os dije, si buscáis un poco existen innumerables formas de cocinarlo, cada una más rica que la otra.

Karlos Arguiñano por ejemplo, en su Gran Recetario propone cinco formas de prepararlo (y ya sabéis que sus recetas son sencillas de hacer), con crema de queso, rellenos de ajoarriero, de bacalao, de gambas o en papillote. Los chicos de Gastronomiaycia en este post comparten doce recetas distintas, yo particularmente le tengo el ojo puesto a una de raviolis de calabacín rellenos de setas y foie gras que muestran en esta entrada, a ver cuándo me animo a hacerla que parece fácil, solo ver la foto es una delicia…

Gastronomiaycia

En Directoalpaladar encontré una preparación de falsos pappardelles de calabacín que se ven riquísimos; y mi mamá (tengo que citarla porque la comida de la mama siempre es de las más ricas) solía hacerme el calabacín troceado al horno con crema bechamel y gratinado con mucho queso… No es una receta muy dietética pero de solo recordarla ya estoy salivando.

Por otro lado, hace poco (el año pasado) también conocí y probé las flores de calabacín, yo no sabía que se comían. Mi chico -el cocinero- las hizo un día rellenas de foie y fritas…

Sin cocinar

Ya cocinada

La verdad es que es un sabor muy delicado el de las flores, y luego con la combinación del foie por dentro tiene más potencia. El detalle con ellas es que si las queréis hacer en casa tomad en cuenta que son un producto rápidamente perecedero, no podéis tenerlas más de 24 horas en la nevera.

Bueno, si hacéis alguna de las recetas contadme, y si queréis hacer algún comentario debajo de este texto yo encantada de leerlos, ¡que tengáis un excelente finde!

Google

Archivado en: Descubriendo